Si un hombre le llama “loca” o “indeseable” en una discusión doméstica a su mujer y esta lo denuncia un juez puede enviarlo a prisión por violencia de género. Y podrán privarlo indefinidamente de sus hijos, de su casa y de sus ingresos.
Hay millones de catalanes más humillados que esas mujeres cuyos maridos pagarán su violencia psicológica con su vida arruinada.
Si el maltrato que representan dos epítetos despectivos esclavizará a un hombre hasta su muerte, ¿cómo debería castigarse el maltrato psicológico permanente del separatismo a los que se sienten españoles en Cataluña, que sufren más agresiones que esos insultos?
Son catalanes o inmigrantes acosados por el despreció y el acorralamiento permanente del supremacismo nacionalista, que sólo admite la cercanía de charnegos que se les sometan esclavizándose como “charnegros”, capataces negros de plantación algodonera como Rufián o Jordi Sánchez…
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