n los cortos trayectos que van desde los juzgados hasta los vehículos policiales que se llevan a un delincuente es cada día más común ver masas de ciudadanos indignados que tratan de abalanzarse sobre la persona detenida para vengar a la víctima.
Manadas justicieras. Justicia popular. En los dos bandos de la guerra civil española este biotipo fue el que gozaba “paseando” a quienes decidía que eran sus enemigos, a los que debía ejecutar.
Para que la pasional ira popular despertara la maldad que todos llevamos dentro, aunque unos más que otros, eran necesarios discursos y publicaciones con el cultivo incendiario de los motivos para la rabia y el odio.
Exigían abandonar los códigos legales, y así esas masas justicieras sentían tener todas las razones a su favor para fusilar al delincuente…
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