Los Tapices de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara) se exhiben desde hoy en el Museo de Artes Antiguo de Lisbo

El Museo de Arte Antiguo de Lisboa acoge desde hoy y hasta el 12 de septiembre la exposición ‘La invención de la Gloria. Don Alfonso V y los Tapices de Pastrana’, en el marco del 25 aniversario de la Firma del Tratado de Adhesión de Portugal y España a la Unión Europea, según informó la Junta en nota de prensa.

Las ministras de Cultura de España y Portugal, Angeles González-Sinde y Gabriela Canavilhas, respectivamente, inauguraron hoy esta muestra, que está formada por cuatro tapices procedentes de la Colegiata de Pastrana (Guadalajara), que conserva una de las mejores colecciones de tapices flamencos del mundo. Ambas destacaron la importancia de estas obras, que «tejen lazos entre España y Portugal».

Los visitantes podrán disfrutar de estos paños que lucen con todo su esplendor después del proceso de restauración al que han sido sometidos gracias al apoyo del Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la Sociedad Don Quijote de Conmemoraciones Culturales, así como a la labor de la Fundación Carlos de Amberes, el Fondo belga InBev-Baillet Latour, la Diputación Provincial de Guadalajara y la Fundación Caja Madrid.

El pasado mes de febrero, el Gobierno de Castilla-La Mancha suscribía un convenio de colaboración con la Fundación Carlos de Amberes que ha hecho posible que los tapices estén siendo expuestos en diferentes ciudades.

Al acto en la capital portuguesa asistieron también el director de Cultura de la Sociedad Don Quijote de Conmemoraciones Culturales, José Domingo Delgado; los embajadores de ambos países; el presidente de la Fundación Carlos de Amberes, Miguel Angel Aguilar; la presidenta de la Diputación Provincial de Guadalajara, María Antonia Pérez León, el delegado diocesano de Patrimonio de Guadalajara, Luis Herranz y el párroco de Pastrana, Emilio Esteban, entre otras autoridades.

Los tapices datan de 1471 a 1475 y contienen escenas de la conquista de Arzila y Tánger, puertos fortificados de Marruecos, realizada por Alfonso V de Portugal en el año 1471. La excepcionalidad de los paños radica, sobre todo, en su calidad técnica, su procedencia y en las dimensiones, que alcanzan aproximadamente los 11 metros de ancho por 4 de alto. Los paños llevan por títulos ‘Desembarco en Arzila’, ‘Cerco de Arzila’, Asalto de Arzila’ y ‘Entrada en Tánger’

También son excepcionales porque son de los escasos ejemplos que existen en tapicería que narran hechos contemporáneos, concebidos para exaltar el poder y la gloria del rey como conquistador y defensor de la fe.

Gracias a un convenio entre la Fundación Carlos de Amberes y la parroquia de Pastrana los paños viajaron el pasado año a Bélgica, país donde fueron tejidos originalmente, para ser restaurados.

Tras la restauración llevada a cabo en la ciudad belga de Malinas, los tapices han estado expuestos de enero a marzo en el Museo de Cincuentenario de Bruselas, en el marco de la actividad cultural con motivo de la Presidencia Española de la Unión Europea. Allí fueron vistos por más de 21.000 visitantes. Después llegaron al Palacio del Infantado de Guadalajara donde recibieron la visita de más de 10. 000 personas.

En cada una de las ciudades donde ha sido expuesta, la muestra ha llevado un título diferente. Así, en Bruselas fue conocida como ‘Los tumultos guerreros en la costa marroquí’; en Guadalajara como ‘Las hazañas de un rey’ mientras que durante su visita a Portugal lleva por nombre ‘La invención de la Gloria. Don Alfonso V y los Tapices de Pastrana’.

Se sabe muy poco de su procedencia. Con casi total seguridad se puede afirmar que fueron realizados en el prestigioso taller de Passchier Grenier en Tournai, por encargo del mismo Alfonso V o un admirador de su entorno, con una clara voluntad propagandística.

Se desconoce la forma en la que los paños llegaron a España, y existen varias hipótesis al respecto. Por un lado, podrían haber sido tomados como botín en la Batalla de Toro, que enfrentó a Isabel la Católica con Alfonso V en la lucha por el trono español; también pudieron ser un obsequio personal del rey portugués al Gran Cardenal Mendoza como gesto de gratitud por su postura a favor de los prisioneros lusos. Incluso puede que nunca llegaran a Portugal sino que formaran parte del equipaje del Rey Felipe I el Hermoso cuando vino a Castilla y que, a su muerte en 1506, fueran vendidos en pública almoneda, quedándose con ellos el duque del Infantado.

Entre las varias hipótesis aventuradas, la que reúne más consenso es la de que fueron dados al rey Felipe II por Rui Gomes da Silva (príncipe de Eboli), que vino a tener, entre otros títulos, el de primer duque de Pastrana. En 1628 se los localiza en el palacio de los duques del Infantado en Guadalajara y se sabe que en 1664 fueron donados a la Colegiata de Pastrana por la familia Mendoza.

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