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Una comedia divertida y muy original donde su director, el parisino Quentin Dupieux, se ríe de los actores, de los técnicos, de todo el cine en general y de sí mismo, entrando y saliendo de la película con una gracia maravillosa y, como no, un tanto surrealista.
Un hombre atractivo y moderno le pide a su mejor amigo, algo carca y bastante menos interesante para las mujeres, que se enrrolle con una novieta que no puede soportar más, y para más inri quedan en un restaurante con el padre de la chica que quiere presentarle a su nuevo novio.
La trama de por sí es chispeante, pero cuando empieza a jugar con la realidad de los personajes fuera del guion cinematográfico es cuando el contenido se vuelve más cautivador.
Los 4 actores principales: Léa Seydoux, Louis Garrel, Vincent Lindon y Raphaël Quenard, están muy bien en su doble actuación, aunque quiero recalcar el papel de Manuel Guillot como el dueño del restaurante y extra advenedizo a la vez, con el que no dejas de reírte.
Técnicamente es una película rodada en gran parte en plano secuencia de los personajes caminando por el campo, seguidos con un eterno travelling que el director muestra al final como una metáfora de la locura incesante del film.
Pero en la solución de las últimas secuencias se viene abajo y rompe un guion que podía haber llegado más alto.
3 ★★★