Por encima de su ideología los políticos han colocado a las encuestas de intención de voto
¿Es justo matar a un canalla? Esta es la pregunta que Javier Reverte le plantea al lector a las pocas líneas de comenzar el relato.
Este arranque refleja una sociedad que juega en los márgenes de una Justicia «que tiene muchos agujeros». La historia es simple. Su protagonista, Paquita Romero, acude al encuentro de un hombre para asesinarle y librar a su hijo de una muerte lenta por culpa de la droga.
Lo que Reverte nos cuenta en Bario cero (Premio de Novela Fernando Lara. Ed. Planeta) confiesa que está inspirado en noticias que a menudo aparecen en la prensa. Personas que se toman la justicia por su mano porque no encuentran otra manera de alejarse de sus «canallas«. Javier Reverte explica, en esta entrevista con Periodista Digital, que
«Lo que me llamó la atención es hasta qué punto puede ser popular un crimen y como éste puede convertir en héroe o heroína a una persona. En el caso de Paquita Romero (como en tantos otros) al convertirse en popular se ve cómo medios de comunicación, políticos e instituciones se quieren aprovechar de ello.
En mi novela he querido reflejar cierta aceptación del crimen y con ello dibujar la hipocresía de nuestra sociedad».
AUDIO COMPLETO DE LA ENTREVISTA
Al final, Paquita Romero, la asesina, es la única que se plantea si ha obrado bien. Con ese debate acompaña al lector a través de la novela.
Una historia en la que se juega a dos bandas. Es inevitable la empatía con esta mujer que vive en un barrios pobre de una gran ciudad pero nadie se olvida que ha cometido un terrible crimen.
Esa es la otra parte de la historia. El barrio donde Javier Reverte ambienta su novela.
«Son estos barrios miserables, esas bolsas de marginación que son la vergüenza de nuestra sociedad. Son el espejo de nuestro fracaso».
Un fracaso que para Reverte es aún más evidente en esta época de crisis económica.
«El modelo de sociedad que hemos diseñado no funciona. Esta crisis ha surgido por dejar cabalgar libremente al caballo de la avaricia.
El valor del dinero es el primero de todos. Si no eras rico era por tonto. Ya lo dijo el ministro socialista Solchaga: ‘En este país el que no se hace rico es idiota’. La decadencia moral de este país empezó con aquella frase.»
