Necesitamos nuevos Paulos capaces de abrir la Iglesia y pelearse con los Pedros que quieren mantener los viejos esquemas
(José Aldunate sj).- Pío XII muerto en 1958 representaba el culmen y también el agotamiento de una postración de dos siglos, los de la Revolución Francesa y la Ilustración. A partir de Pío XII se comprendió que la Iglesia debía cambiar para enfrentar un mundo que había cambiado. Y se convocó para 1962 el Concilio Vaticano II. Debía modernizarse (aggiornarse).
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