Porque el futuro no es lo que todavía no existe. Puede hacerse presente en forma de proyecto
(Martín Gelabert, op).- Comenzamos un nuevo año litúrgico, celebrando este artículo del Credo: el Señor «de nuevo vendrá con gloria para juzgar a los vivos y a los muertos».
Lo digo todos los años y siempre hay quien se sorprende: la primera parte del adviento celebra la segunda venida del Señor, esa venida gloriosa, en la que pondrá cada cosa en su sitio. Ese es el sentido del «juicio»: cada persona ocupará el lugar justo que le corresponde.
Como este lugar justo lo determina un Dios bueno y misericordioso, ese mismo Dios que por amar hasta más no poder quiso hacerse hombre, un Dios que comprende nuestras penas, pecados y miserias, es de esperar que a todos nos ponga en un buen lugar. La esperanza cristiana en el retorno glorioso del Señor no es un motivo de temor, sino de júbilo.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: