Gregorio Delgado

Descubrir la propia debilidad

"El Opus ha ejercido la ‘damnatio memoriae' (borrar del recuerdo) de quienes consideraban traidores"

Descubrir la propia debilidad
Gregorio Delgado

Hijo de su tiempo, el Opus Dei podía calificarse de muchas formas pero no como innovador

(Gregorio Delgado).- Es justo reconocer que la ceremonia de beatificación de Don Álvaro del Portillo supuso un verdadero acontecimiento eclesial. Fue una auténtica exhibición de fuerza. Llevaban ya mucho tiempo en silencio y pasando inadvertidos. Estas cosas no surgen por casualidad ni son del todo espontáneas. Se ha buscado crear una sensación y enviar un mensaje.

Precisamente por ello, creo que han descubierto su debilidad. Ya no son lo que han sido ni en la política española ni en la Iglesia universal. Han perdido, sin duda alguna, el protagonismo de que hicieron gala en el pontificado de Juan Pablo II. Su capacidad de influir y de orientar muchas decisiones vaticanas ha pasado a mejor vida. ¡Felizmente, diría!

A decir verdad, nunca han estado en la vanguardia del pensamiento católico. Su influencia en el Vaticano vino por cauces que casi es mejor no recordar. Su actitud ha ofrecido muchísimos flancos a la crítica por su inmovilismo, por su afán de enjaular el espíritu, por su prepotencia al repartir identidades religiosas, que no hacían otra cosa que excluir y dividir, por el ejercicio de la ‘damnatio memoriae’ (borrar del recuerdo) de quienes consideraban traidores, por su cultura de la superioridad, por intentar la vuelta a Trento, por recopilar casi todos los tabúes religiosos y morales, etcétera.

Hijo de su tiempo, el Opus Dei podía calificarse de muchas formas pero no como innovador. Su visión del catolicismo era la tradicional -la tridentina- y su supuesta gran aportación (‘la santificación personal por el trabajo profesional’) llegaba casi con cuatros cientos años de retraso. Ya había sido afirmado por los reformadores en el s. XVI. ¡Qué diferente sería la Iglesia -y las sociedades de los países que abrazaron la contrareforma- si se hubiese aceptado en ella la concepción de los reformadores sobre el trabajo diario!

En esta misma línea o perspectiva, no puedo por menos de realizar una alusión a uno de los grandes científicos católicos del siglo pasado. Me refiero a Pierre Teilhard de Chardin. Su libro El medio divino, que fue escrito un poco antes de la fundación del Opus Dei, supone, sin duda, la aportación más profunda para recorrer el camino de la santificación personal a través del esfuerzo humano diario.

No es cuestión de reiterar elogios sobre el mismo. Es cosa de leerlo y meditarlo: abre perspectivas y dimensiones inimaginables para todos aquellos que creen en Cristo y en la colaboración que pueden prestar para completar la obra de la creación.

No es cuestión de insistir en lo que todo el mundo sabe. Sólo recordar que, aunque uno pueda estar en las antípodas de su visión del mundo y de la Iglesia, nunca lo condenaré. Sólo les pido a sus miembros -ahora como siempre- que no traten de imponer a nadie su visión, que no olviden que Dios -como he leído en algún sitio- es creador de toda clase deperfumes.

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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