Tras pasar cuatro años sin salir del Vaticano, Benedicto XVI ha hecho una excursión inesperada. A bordo de un Mercedes negro con las ventanas tintadas y acompañado de su secretario, Georg Gänswein, ha visitado los Castillos Romanos, un grupo de municipios italianos al sudeste de la capital.
El primer hito de su ruta ha sido la Villa Pontificia de Castel Gandolfo, donde solía veranear todos los años. Allí ha saludado a los vecinos antes de dirigirse a Rocca di Papa. En esta localidad se encuentra el santuario de la Virgen del Tufo, a quien ha estado rezando por la tarde.
Finalmente, el papa emérito se ha dirigido al palacio arzobispal de Frascati, donde su obispo, Raffaello Martinelli, le ha recibido para mantener una conversación informal.
La visita ha estado en todo momento protegida por el cuerpo de gendarmería vaticana. Benedicto XVI hizo su excursión en silla de ruedas, algo cada vez más frecuente debido a su avanzada edad (92 años).