En Concepción fue destruida parte del casco histórico, mientras en Santiago de Chile cayeron autopistas, edificio, puentes y hasta el campanario de la iglesia de Nuestra Señora de la Providencia
(Patricio Downes).-«Oramos al Dios de la Vida» es el título de un comunicado aún inconcluso en la página web de la Conferencia Episcopal Chilena, tras el terremoto que ocurrió a las 3,34 de esta mañana, liberando más energía que el que destruyó a Haití, y que produjo por lo menos 122 muertos, heridos y grandes daños materiales.
El Episcopado chileno que junto a Cáritas organiza la ayuda solidaria señaló que «tras el terremoto que afectó esta madrugada a gran parte de Chile, nos unimos en oración por las víctimas, sus familiares y el pronto restablecimiento de la normalidad en el país».
En Concepción fue destruida parte del casco histórico, mientras en Santiago de Chile cayeron autopistas, edificio, puentes y hasta el campanario de la iglesia de Nuestra Señora de la Providencia, que se derrumbó.
El epicentro del terremoto, de 8,8 grados en escala Richter, ocurrió en la zona del Maule, sobre el río Bío Bío, 350 kilómetros al sur de Santiago de Chile. Su impacto se sintió con fuerza en las provincias argentinas de La Rioja, San Juan, Mendoza y Neuquén. En Buenos Aires temblaron los edificios más altos, como el hogar de este periodista que escribe, en un piso 14 en el piso en el centro de la capital argentina. Toda la familia ganó la calle, pues temblaron las puertas y se balancearon las lámparas durante largo rato.
Mientras en Buenos Aires se sucedían los llamados a centros de emergencia porque la radio y la tevé demoraban un informa sobre lo ocurrido, en Chile, la presidenta Michelle Bachelet se presentó en el centro de emergencias alrededor de las 5 de la mañana, mientras la televisión reportaba sólo una víctima alrededor de esa hora.