En etapas educativas anteriores al Bachillerato, la Religión sigue siendo de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos
Lo que se especulaba que iba a ser una enmienda para que la Religión formara parte del currículo de Bachillerato (era una pretensión de la Conferencia Episcopal) se queda en nada: no habrá religión en la Secundaria postobligatoria. En etapas educativas anteriores, la Religión sigue siendo de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos.
El PP dio ayer un inesperado giro en la «guerra» de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) y ha rebajado de forma espectacular algunos de sus postulados. El grupo popular en el Senado, lógicamente en connivencia con el Gobierno, presentó 25 enmiendas en la Cámara Alta, algunas de mucho calado.
La Lomce se retrasa. Lo van a hacer las evaluaciones finales de la ESO y del Bachillerato, que no tendrán vigencia hasta 2017, lo que supone una prórroga de tres cursos de la actual Prueba de Acceso a la Universidad (PAU).
Con la Religión hay también marcha atrás, aunque no tan impactante porque es un cambio por omisión. Lo que se especulaba que iba a ser una enmienda para que la Religión formara parte del currículo de Bachillerato (era una pretensión de la Conferencia Episcopal) se queda en nada: no habrá religión en la Secundaria postobligatoria. En etapas educativas anteriores, la Religión sigue siendo de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos.
El portavoz de Educación del PP en la Cámara alta, Luis Peral, ha explicado que «finalmente» no se ha variado el texto aprobado en el Congreso pero que, en su opinión, la reforma mantiene una «contradicción».
En este sentido, ha comentado que en la disposición adicional segunda del texto se afirma: «La enseñanza de la Religión católica se ajustará a lo establecido en el Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales suscrito entre la Santa Sede y el Estado español (…) se incluirá la Religión católica como área o materia en los niveles educativos que corresponda, que será de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos».
Otra concesión, esta de fino matiz, tiene que ver con la polémica disposición 38 sobre enseñanzas en comunidades con lengua oficial.
Las administraciones establecerán, dice ahora el texto planteado por el PP en el Senado, «sistemas en los que las asignaturas no lingüísticas se impartan exclusivamente en lengua castellana, en lengua cooficial o en alguna lengua extranjera, siempre que exista oferta alternativa de enseñanza sostenida con fondos públicos en la que se utilice como vehicular cada una de las lenguas cooficiales».
En el texto anterior, que había sido aprobado en el Congreso se decía en la última frase: «(…) en la que se utilice la lengua castellana como lengua vehicular en una proporción razonable».
Con este nuevo giro al calendario, todo hace indicar que el curso 2014-15 no se verá afectado por variación alguna, aunque la Lomce sea aprobada, salvo para tres cursos de Primaria (1º, 3º y 5º). En el 2015-16 comenzaría a regir la nueva ley para los cursos restantes de Primaria y para el 1º y el 3º de la ESO (un año más tarde para el 2º y el 4º). Los primeros alumnos de la ESO que tendrán que enfrentarse a la «reválida» serán los que terminen en 2017, lo mismo que los alumnos de Bachillerato. Los retrasos afectan al Bachillerato donde la Lomce hará su aparición normativa en el curso 2015-16 para los alumnos que cursen 1º. En ese curso el 2º de Bachillerato no se toca.
El escalonamiento de la aplicación de la ley genera, cuando menos, cierta inseguridad y no pocas confusiones. El ministro José Ignacio Wert había adelantado días atrás, en el Congreso, la posibilidad de escalonar, pero manteniendo el próximo curso 2014-15 como el de inicio -ahora muy limitado- de la nueva ley. La evaluación final de ESO, que como se mencionaba anteriormente se realizará en 2017, no tendrá efectos académicos, es decir, no será una barrera para la promoción. Los últimos alumnos que deberán someterse a las pruebas de la PAU serán los que acaben el Bachillerato en el curso 2016-17 y entren en la Universidad en el curso 2017-18.
El PP también plantea el retraso de un año en la implantación de la Lomce en los ciclos formativos de Grado Medio. La decisión supone un alivio presupuestario para las administraciones, incluso las del PP, que se quejaron amargamente de lo que se les venía encima en tiempos de penuria. (RD/Agencias)