Su consejo a Bevilacqua, como amigo y colega en derecho canónico, hubiera sido que se quitara el anillo, la sotana y toda su vestimenta sacerdotal "y visitara a esas familias"
Los abogados de monseñor William Lynn dijeron que preparó esa lista en 1994 sobre la base de archivos secretos de la Arquidiócesis de Filadelfia y la entregó al difunto cardenal Anthony Bevilacqua. Este ordenó a sus principales colaboradores que la destruyeran.
Un experto legal dijo que la destrucción de una lista de 35 curas en actividad acusados de abuso de menores por un arzobispo católico era un acto de «obstrucción de justicia al cubo«.
Los abogados de monseñor William Lynn dijeron que preparó esa lista en 1994 sobre la base de archivos secretos de la Arquidiócesis de Filadelfia y la entregó al difunto cardenal Anthony Bevilacqua. Este ordenó a sus principales colaboradores que la destruyeran, según documentos eclesiásticos dados a conocer en la corte.
El reverendo Thomas Doyle, un experto en derecho canónico, declaró el jueves en el juicio de Lynn, acusado de no proteger a niños de presuntos sacerdotes abusadores.
El derecho eclesiástico requiere que la jerarquíia investigue las denuncias, dijo Doyle. Y el arzobispo, siguiendo las enseñanzas de Jesús, debió de haber buscado a las víctimas para ofrecerles atención pastoral, añadió.
«¿Tiene una lista de hombres que abusan sexualmente de niños y la destruye?», preguntó Doyle con indignación al ser interrogado por la defensa.
Su consejo a Bevilacqua, como amigo y colega en derecho canónico, hubiera sido que se quitara el anillo, la sotana y toda su vestimenta sacerdotal «y visitara a esas familias». Pero el cardenal nunca le pidió consejo, declaró.
Bevilacqua murió en enero, a los 88 años, semanas después de hacer una declaración grabada en video que se podrá usar en el juicio. Sufría de cáncer y demencia, y los abogados de Lynn han insinuado que tenía escaso recuerdo de los sucesos en torno a los abusos sexuales cometidos por curas.
Los fiscales de Filadelfia fustigaron a Bevilacqua y su sucesor, el cardenal Justin Rigali, pero dijeron que no podían acusarlos debido a los plazos de prescripción. Pero consideran a la arquidiócesis y a otros individuos «socios delictivos no acusados» en el juicio sin precedentes de Lynn.
(Rd/Agencias)