"Expresamos nuestra felicidad y agradecimiento a Dios de la elección del cardenal Angelo Scola de Milán", decía el texto de los obispos italianos
(Jesús Bastante, enviado especial al Vaticano).- El cardenal de Sao Paulo, Odilo Pedro Scherer, fue el gran rival de Jorge Mario Bergoglio en el cónclave, según desvelan hoy distintos medios europeos y latinoamericanos. Angelo Scola, el gran derrotado, no contó finalmente con el apoyo de los partidarios de Bertone y Sodano, aunque durante algunos minutos parecía que fue él el elegido.
Hasta hubo una felicitación por parte de los obispos italianos a su «nombramiento», que por error se envió a algunos medios antes de que el protodiácono, cardenal Tauran, pronunciara el nombre del elegido. Que, como todos saben, no fue Scola.
Tanto fue así que, como apunta en su edición de hoy La Stampa, Scola fue «traicionado» por sus compatriotas tras la primera ronda de votación, en la que, tal y como apunta Carlo Marroni en il Sole 24 Ore, los votos estaban divididos entre Scola, el Cardenal canadiense Marc Ouellet y Bergoglio, levemente más atrás.
Sin embargo, al día siguiente el apoyo por Bergoglio creció, así como el de Scherer, una vez Scola vio cómo los votos que consideraban seguros -los más leales a Ratzinger- se dividían y, en su mayoría, apuntaban al hoy Papa Francisco.
El resultado de la votación, además de una derrota de Scola, supuso un fracaso de la Curia italiana, tan segura de la victoria del cardenal de Milán que minutos antes de conocerse el nombre del sucesor de Benedicto XVI el secretario general de la conferencia italiana de obispos, Mariano Crociata, envió un comunicado expresando su alegría por la elección del italiano como nuevo Papa.
«Expresamos nuestra felicidad y agradecimiento a Dios de la elección del cardenal Angelo Scola de Milán», decía el texto, que coincidió en el tiempo con la fumata y el bloqueo de la cuenta de Twitter del prelado próximo a Comunión y Liberación.
Según el relato de La Stampa, la pugna en el Cónclave giró en torno a dos grupos: los «no europeos» y el grupo liderado por dos enemigos irreconciliables, que desde las congregaciones (precónclave) se unieron: Bertone y Sodano, con el objetivo -conseguido por otro lado- de encontrar un candidato que no fuera Scola.
Ambos lograron sus objetivos, pero el elegido no fue Scherer, ni Ouellet, sino Bergoglio.
El cardenal francés André Vingt-Trois, explicó ayer que el consenso en torno al argentino «comenzó a cristalizarse a medida que se elevaban los votos y nos dimos cuenta de que era el elegido».
Así, Bergoglio habría comenzado a obtener apoyos desde la primera votación siendo el cardenal hondureño Oscar Andres Rodríguez Maradiaga su gran apoyo.
El cardenal de Tegucigalpa, quien ya fuera papable en 2005, fue junto al español Santos Abril, uno de los principales muñidores de votos a favor de Bergoglio, especialmente cuando los cardenales vieron que las pugnas entre los italianos iban a dejar a Scola fuera y, por tanto, era más que probable la elección de un Papa americano.
En ese momento, se intentó que no fuera cercano a la Curia, como podrían serlo Scherer o Ouellet.
Sea como fuere, y a expensas de que en los próximos días podamos conocer más detalles, incluso los votos en cada uno de los escrutinios, parece confirmarse una rotunda derrota del aparato curial, fruto de la división de los cardenales italianos, las luchas internas del pasado y los escándalos que motivaron la renuncia de Benedicto XVI.
Algunos ya hablan de una «enmienda a la totalidad» al Pontificado de Ratzinger con la designación de Bergoglio, de la misma edad pero con un perfil totalmente distinto. Pero el tiempo dirá hasta dónde esta presuncion es cierta.