La cara más personal de Sharapova

La cara más personal de Sharapova

(PD).- La más buscada, deseada, querida. Maria Sharapova, acosada por las cámaras, no ha podido disputar la final del Sony Ericcson WTA de Madrid. Es todo un icono, que coquetea con la moda a la par que el deporte. Al margen de su talento, la tenista rusa no es sólo una gran deportista y una cara bonita. Su interior es un universo por descubrir.

Precisamente, su personalidad es lo que han trado de reseñar Gerardo Riquelme y Manuel Cano, del diario Marca, en una extensa y profunda entrevista realizada en exclusiva a Sharapova.

Sharapova es una de esas ‘muñecas rusas’ que han conseguido abrirse un hueco en el difícil mundo del tenis. Aquel país ha cultivado a tenistas de muy alto nivel. Pero para conseguir eso, es necesario trabajar mucho porque no es cuestión del azar.

«Que entrenamos mucho y trabajamos mucho. Pero no ha sido sólo en el tenis. Se ha producido en general una revolución en el deporte ruso que ha arrojado nuevos talentos, como ha ocurrido, por ejemplo, en el golf.»

La tenisa rusa ha convertido su particular estilo de golpeo en un arma para desconcentrar a su rival. Sus gritos se han convertido en seña de identidad, pero ni ella misma sabe la razón por la que grita tanto.

«No tengo una respuesta. Aprendí a jugar al tenis haciéndolo así. Lo hago desde que era pequeña.»

Sin embargo, no entiende que haya gente que vea erotismo en esos gritos. «Es su opinión», responde la tenista, que no se sorprende en absoluto.

«¿Sorprendida? No puedo estar sorprendida porque yo no puedo controlar las opiniones de la gente. Yo no puedo decirle a la gente cómo tiene que pensar.»

La rusa, nacida en pleno corazón de Siberia, a veinte grados bajo cero, es un ambiente muy duro. Precisamente, un año antes de que su madre la diera a luz, se produjo el accidente de Chernobil, algo que sus padres le contaron aquel trágico suceso.

«Sí, me contaron cosas de la radiación (el desastre nuclear), cosas en general muy tristes. Obviamente, ningún padre quiere que sus hijos crezcan en esa situación y por eso nos trasladamos a Sochi.»

Todos se habrán hecho esta pregunta alguna vez. Incluso a sí mismo, pero dirigirse a la deportista es esperar alguna respuesta honesta. ¿Cuáles la perte del cuerpo que más le gusta a Sharapova? Adivien. Su cerebro. «Demasiado inteligente (ja, ja)».

Y es que la tenista no sólo vive sumergida en un mundo lleno de las más deseda opulencia, porque, como persona que es, también recuerda una huella negra en su carreda deportiva.

«El mejor momento fue cuando conseguí ser la número 1. El peor, cuando perdí en las semifinales del Open de Australia 2005 con Serena Williams (después de perder tres match ball en el último set).»

¿Su futuro? Sería muy aventurado arriesgarse a contestar esta pregunta, pero Sharapova lo tiene claro.

«En los negocios, sin duda. En algo quizás relacionado con el tenis y que también envuelva mi propia marca (Maria Sharapova, que ya ha dado nombre a un perfume).»

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