"Sandoval cumplió con su palabra. El Rayo salió a pecho descubierto"
Un doblete del chileno Alexis Sánchez, los dos primeros del encuentro, propulsó al Barça a una contundente victoria ante el Rayo Vallecano (4-0), en un partido en el que a los de Pep Guardiola les costó arrancar frente a un combativo rival que sorprendió de salida con un ambicioso planteamiento.
Los azulgrana, aún resacosos de su derrota en Getafe, no se encontraban. Fallaban sus automatismos y también la precisión. Las piernas parecían pesadas y ante ese cúmulo de noticias negativas sólo la genialidad podía encarrilar el partido.
Pero en cuanto encontraron la combinación de la caja rayista, asaltarla fue cosa fácil. Que Guardiola acertó con su intervencionismo quedó patente en los dos primeros goles, obra de Alexis, y en el tercero, cuando Villa, jugando de nueve remató el pase de la muerte servido por Alves, por entonces jugando más de delantero que de lateral.
Especialmente inspirado estuvo el chileno Alexis Sánchez. Empezó jugando por la derecha, pero aprovechó el cambio posicional y en la primera opción que tuvo marcó. Controló un balón dentro del área, recortó y la puso con rosca al palo largo del portero Cobeño. El 1-0, después de 29 minutos, en una de las primeras acciones de peligro del Barça, no dejó tocado al Rayo, que siguió a lo suyo, aunque con el paso de los minutos, se encogió el acordeón de los vallecanos, que ya no era tan elástica.
Una buena combinación entre Messi y Xavi la aprovechó nuevamente Alexis en el minuto 41 para sentenciar el partido y dos minutos más tarde Villa, en una jugada iniciada por Piqué en la que Alves asistió al asturiano.
En cuanto Leo Messi firmó la obra de arte del partido, en una acción individual en la que se rifó a Javi Fuego y batió a Cobeño de tiro cruzado (m.49) y el Barça anotó el cuarto, quedó claro que el Rayo saldría corneado.
LOS CRONISTAS SE DESHACEN EN ELOGIOS HACIA EL RAYO
Ramón Besa (El País) —Un guion diferente para un mismo final–: «Guardiola le dio mil vueltas al partido, hasta el punto de que Alves jugó en tres posiciones diferentes y, sin embargo, no había manera de abatir al Rayo, muy arrimado al marco de Valdés. No pararon los azulgrana, ahora con una defensa de cuatro y después de tres, más tarde con un doble pivote y luego con cuatro puntas. Hasta que se produjo la ruptura de Messi y, previo toque de Xavi, el tiro de Alexis».
Fernando Llamas (El Mundo) —El implacable Barça de casa–: «Hoy, los entrenadores se exprimen más el magín que nunca. Ya no se apoltronan en el ‘chicos, a por ellos’. Un ponente preclaro de la profesión más cardiaca del deporte es José Ramón Sandoval, entrenador del Rayo: fue coherente con su discurso en la previa. Demasiado fiel, incluso. Puso patas arriba la autoestima del campeón, durante casi media hora, con un planteamiento grande, inédito y quizá tremendista».
Jorge Abizanda (ABC) —Lluvia de goles como terapia–: «Acostumbrado en los últimos tres años a que el balón sea una propiedad casi exclusiva azulgrana, la salida de los madrileños angustió a una grada que se frotaba los ojos ante la presión de un equipo que jugó 30 minutos en el campo del Barcelona. Con Busquets de inicio en el banquillo, el planteamiento de Guardiola, con su vuelta a una defensa de cuatro, contribuyó a que los rayistas exprimieran su superioridad en el centro del campo».
José Mendoza (Sportyou) —El Barça agradece la valentía–: «Sandoval cumplió con su palabra. El Rayo salió a pecho descubierto. Con tres centrales, dos carrileros y acumulación de jugadores en el centro del campo no se cortó a la hora de presionar. Fue un acordeón. Lo mismo había ocho jugadores en campo contrario asfixiando al Barça que otros ocho defendían en su propia área. Su atrevimiento acorraló al Barcelona al inicio, incapaz de sacar el balón jugado, obligado al pelotazo de forma recurrente».
Sígueme en Twitter @josepabloglez