Antes de su cuarto título, los alemanes ya habían sido proclamados campeones

Lo que la selección de Alemania le dejó a Brasil, además de siete goles

Triunfaron en una pequeña población indígena en el norte de Brasil, a la que donaron el complejo turístico que construyeron para su base en el Mundial

Conquistaron su cuarta Copa del Mundo, anotaron el mayor número de goles y lograron el consenso de ser reconocidos como los mejores por aficionados y especialistas, pero Alemania también ganó otro Mundial lejos del estadio Maracaná.

Mientras cientos de miles de personas recibieron a sus héroes en Berlín, al otro lado del océano Atlántico, una pequeña población brasileña seguía celebrando con banderas negras, amarillas y rojas la aventura mundialista de los alemanes.

Para los 900 habitantes de Santo André, unos 600 kilómetros al sur de Salvador, el equipo de Joachim Löw se había proclamado campeón antes de tocar por primera vez la pelota.

En ese remoto lugar, de playas paradisiacas y reservas naturales, fue que la Federación Alemana de Fútbol (DBF, por sus siglas en alemán) decidió establecer el campamento base para preparar su participación en Brasil 2014.

No había edificios ni ningún tipo de infraestructura deportiva, sólo un terreno de 15.000 metros cuadrados en el que Alemania construyó una resort turístico de 14 viviendas, un gimnasio, un spa, un campo de fútbol iluminado, piscina y un auditorio para las reuniones del equipo.

El complejo de unos US$40 millones no fue un capricho. Tampoco tuvo ningún costo para la localidad pesquera, ni para el gobierno regional, ni para la Federación alemana, que delineó un plan a largo plazo para determinar el impacto que tendría el proyecto una vez conseguido el objetivo de ser campeones.

Sostenible y ecológico

Campo Bahía, como se conoce ahora el lugar, fue ideado por Christian Hirmer, un empresario alemán que trabaja en la industria de la moda en Múnich y amigo del director de la selección alemana y exfutbolista Oliver Bierhoff, y financiado por inversores del sector privado.

Para Hirmer el lema era simple: «el mejor equipo debe tener el mejor centro de entrenamiento». Y Alemania lo demostró.

«La villa ha sido fundamental en crear un especial espíritu de equipo entre los jugadores» reconoció durante el torneo el defensa Benedickt Höwedes. Löw lo describió como «un concepto brillante. Fue una muy buena idea hospedarnos en un resort antes que en un hotel».

En lo deportivo Campo Bahía cumplió, ahora se sabrá la viabilidad de su legado.El complejo se abrirá al público como un resort turístico, sostenible y ecológico que ofrecerá variadas actividades como la pesca y el surf, lo que impulsará el desarrollo de la comunidad de la zona.

La mayoría de los habitantes de Santo André que fueron empleados para cubrir las demandas de los jugadores y la delegación alemana durante el Mundial, formarán la base laboral del centro en el futuro.

El alcance del acuerdo de la DBF y el gobierno local también se extendió a la modernización de campos de fútbol, la creación de una academia y la renovación de un orfanato en el pueblo.

Hace más de 10 años Alemania inició un largo camino hacia la conquista de su cuarto título mundial. Cambió las raíces de su fútbol y modificó toda la estructura de su selección. En Brasil, el Die Mannschaft, el equipo, ganó con un fútbol único, diferente. Y fue siendo diferente que esa noche, a 1.000 kilómetros de distancia del estadio Maracaná, la población de Santo André también gritó campeón.

 

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