Daily Mail se fija en los pequeños detalles que ejercen de contexto de una plantilla ganadora. En el centro de todo ello, Pep Guardiola, meticuloso hasta la extenuación. Su intervencionismo acapara todos los campos imaginables, desde la alimentación de sus jugadores incluso hasta sus accesos a Internet.
El entrenador encargó un nuevo vestuario, circular, para que todos los jugadores estuviesen al mismo nivel y se viesen forzados a interactuar más. En el mismo sentido, desactivó el wifi en zonas concretas de las instalaciones para evitar el aislamiento de los futbolistas. En pos de esta unión, obligó en ocasiones al vestuario a comer juntos tras los partidos o tras los entrenamientos. La alimentación, eso sí, reglada: incluso los futbolistas con chef propio estaban sometidos a una estricta dieta, según recoge ecodiario.
En paralelo a una unión interna, también creó un ambiente de comunión con la grada. Para ello, se transformaron en transparentes las paredes del túnel de vestuarios y se eligió a Noel Gallagher, cantante de Oasis y fan declarado ‘citizen’, como banda sonora preferida en los momentos de vestuario. La imagen pretendida, la de escenificar una comunión especial con los hinchas.
Pero el detallismo de Guardiola va más allá: fijó la altura del césped entre 19 y 23 milímetros, marcó los laterales y la zona de los centrales en los campos de entrenamiento para entrenar las jugadas y obligó a todos los empleados (a todos los niveles) extranjeros a aprender inglés para aligerar los intercambios de información.
El nivel de intervención llegó a ser tal que se fijó hasta en la posición del pie de los jugadores en los controles. Así, Raheem Sterling cuenta que el técnico el instó a no controlar los balones con el exterior (una manía de años atrás), sino con el interior. El inglés lo hizo, con buenos resultados.
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