A 9 de mayo de 2025, el Vaticano vive días de inusitada efervescencia. Y no solo por la reciente elección de León XIV, el primer pontífice estadounidense y peruano de la historia, sino porque bajo sus sotanas se esconde una pasión poco habitual en la curia romana: el tenis. En un contexto donde la espiritualidad suele acaparar los focos, la irrupción del “Papa tenista” ha generado titulares y sonrisas en todo el planeta.
Desde que tomó el mando de la Iglesia Católica, León XIV no ha ocultado su predilección por el “deporte blanco”. En entrevistas recientes, ha reconocido con humildad y cierto desparpajo: “Me considero un tenista bastante amateur, pero echo mucho de menos las canchas”. No es para menos: durante sus largas décadas como misionero en Perú, las pistas locales fueron su refugio espiritual y físico. Incluso tras obtener la nacionalidad peruana, el hoy Papa encontraba en el tenis un equilibrio perfecto entre cuerpo y mente.
El revés letal que sorprendió a los cardenales
No han faltado bromas en los pasillos vaticanos sobre la habilidad de León XIV con el revés. Se dice que su golpe cruzado es tan impredecible como algunos designios divinos. Según confidencias recogidas antes de ser elegido Papa, en su juventud era capaz de plantar cara a rivales más jóvenes y atléticos gracias a una técnica depurada y a un revés que definía partidos en las polvorientas pistas limeñas.
Pero más allá del mito, lo cierto es que el nuevo Sumo Pontífice entiende el tenis como una extensión de su filosofía vital: esfuerzo, humildad y capacidad para adaptarse al rival. No resulta extraño que cite a menudo a figuras como Carlos Alcaraz entre sus ídolos deportivos. “Admiro a Alcaraz por su frescura y su espíritu combativo”, habría confesado recientemente a sus allegados. No hay constancia (todavía) de una invitación formal del murciano a jugar un dobles benéfico bajo los frescos vaticanos… pero tiempo al tiempo.
¿Existe realmente una pista de tenis secreta en el Vaticano?
Esta es, sin duda, una de las preguntas más jugosas del momento. ¿Hay una pista camuflada entre jardines papales o tras algún muro centenario? Aunque ninguna crónica oficial lo confirma abiertamente (y mucho menos desde L’Osservatore Romano), los rumores se han disparado desde que León XIV expresó su deseo de volver a practicar regularmente.
Entre empleados vaticanos circulan anécdotas sobre sacerdotes correteando con raquetas en recintos privados; otros aseguran haber visto canastas y porterías improvisadas durante los años más distendidos del pontificado anterior. Sin embargo, las fuentes consultadas insisten en que la pasión tenística del nuevo Papa podría dar pie a la habilitación —más pronto que tarde— de una pista discreta en algún rincón ajardinado del Estado más pequeño del mundo.
Por ahora, la leyenda urbana se alimenta sola: ¿será posible ver algún día al Papa León XIV peloteando junto a cardenales entunicados bajo la atenta mirada de San Pedro? Si ocurre, será sin duda uno de los virales del año.
Tenis, espiritualidad y modernidad: un cóctel inesperado
El caso de León XIV recuerda a todos que los Papas también tienen aficiones terrenales. Si Francisco fue conocido por su amor al fútbol argentino —y cierta torpeza como delantero centro—, León XIV rompe moldes con un enfoque mucho más internacional (y polideportivo). Su estilo directo y jovial conecta especialmente con generaciones jóvenes y latinoamericanas, para quienes ver al máximo representante eclesiástico hablar con naturalidad sobre deporte resulta refrescante y humanizador.
No deja de ser curioso que este giro deportivo llegue justo cuando el Vaticano busca acercarse a nuevos públicos mediante redes sociales o retransmisiones globales. ¿Quién sabe si no veremos pronto tutoriales papales sobre cómo ejecutar un buen revés liftado… o si algún fabricante mundial le propone una raqueta personalizada?
Pronósticos y apuestas: ¿veremos al Papa en acción?
Los foros deportivos ya fantasean con la posibilidad: ¿aceptará León XIV algún reto público? De momento no hay fecha para ningún partido oficial ni exhibición papal —las casas de apuestas todavía no ofrecen cuotas sobre un hipotético duelo entre León XIV y Alcaraz— pero las declaraciones públicas del Papa dejan claro que si depende de él, habrá tenis para rato.
Mientras tanto, la expectación crece ante cualquier gesto deportivo proveniente del Vaticano. Y si algún día se confirma la existencia (o construcción) de esa pista secreta —aunque sea solo para entrenamientos privados— será otra muestra de cómo los tiempos cambian incluso bajo los muros milenarios de San Pedro.
Curiosidades insólitas sobre León XIV y el tenis papal
- Primer Papa estadounidense… ¡y también peruano! Su doble nacionalidad ha conquistado titulares internacionales.
- Antes que sacerdote, fue profesor universitario… y “campeón” amateur en varios torneos parroquiales limeños.
- Domina seis idiomas (incluido el español perfecto), pero asegura que “el lenguaje universal es el deporte”.
- Se declara fan absoluto del tenis moderno: admira a Nadal por su ética laboral, a Federer por su elegancia… pero reserva palabras especiales para Alcaraz.
- En círculos eclesiásticos ya bromean con crear un “Open Vaticano”, aunque por ahora solo sea una ocurrencia simpática.
- Durante sus años en Perú organizó partidos benéficos para causas sociales… algunos aseguran que nunca perdió uno jugando dobles mixtos.
- Entre sus sueños confesables: traer algún día a leyendas vivas del tenis mundial para fomentar iniciativas solidarias desde Roma.
En definitiva, con León XIV comienza una etapa insólita donde fe y revés cruzado pueden ir perfectamente unidos… aunque algunos cardenales sigan preguntándose si habrá dress code para jugar bajo la cúpula vaticana.