Desde el Exilio

Miguel Font Rosell

Reflexiones políticamente incorrectas, tras la lectura de la domesticada prensa dominical… y su resaca

A veces, algunas veces, el cantor tiene razón… y si de cantor tratamos a aquel periódico, decano de la prensa nacional y otrora Faro de objetividad, entregado hoy al más triste pastoreo, y aun así, guia de un pueblo gustosamente sometido a la misión de alabanza superficial de la más triste mediocridad, cuando era llamado a las más altas cotas de progreso, a ese cantor se le sueltan de vez en cuando canciones en las que el cantor tiene razón, aun cuando haya que buscarlas, como Diogenes, con una linterna en la mano a la búsqueda de un hombre honesto.

La prensa dominical, en provincias, suele contener una mezcolanza de todo tipo de mensajes, desde los políticamente correctos al servicio de quien financia, pasando por las colaboraciones de firmas más o menos legibles, hasta entrevistas de agencia, paginas culturales, etc., aunque de vez en cuando se cuela, a veces, algunas veces, algo que distorsiona el mensaje de alabanza al cacique de turno, algo que no hiere demasiado, ya que el lector medio no pasa de titulares, pies de foto, entradillas y destacados, pero que a quien profundiza un poco más en el mensaje del atrevido cantor, le abre una puerta al análisis, a la critica y al conocimiento real de las cosas, que no hacen más que corroborar una realidad de gran preocupación, aunque siga manteniendo en la Arcadia feliz a ese pueblo ajeno a todo lo que no sea alboroto, papanatismo y cuchufleta.

Vigo es hoy la ciudad de los dinosetos o setos en forma de dinosaurio (el animal característico de la ciudad, como todo el mundo sabe, ¿quien no tiene un dinosaurio?), de las luces de navidad, de las aceras de piedra, de las rotondas culminadas con todo tipo de horteradas, de un sin fin de promesas que habrán de asombrar al mundo, de todo lo que hace las delicias urbanas de cualquier pueblo, pero Vigo fue mucho más que eso, y pudo haber sido la referencia atlántica europea y el motor de una región de amplio protagonismo, como puente con el continente americano (Palacios, ¿donde estás?…), algo a lo que ha renunciado definitivamente al cambiar las infraestructuras necesarias para ello, por atracciones de feria que contentan al más pueblerino personal que hoy constituye mayoría de esa ciudad que pudo y no fue.

Un Plan General de Ordenación Municipal es el instrumento en el que se plasma el futuro de la urbe, la ordenación que habrá de contemplar todo lo ejecutable para el cumplimiento de los objetivos de la ciudad. Vigo carece de Plan General, pero no solo eso, carece de cualquier objetivo de competitividad, de subsistencia, de crecimiento, de oferta de localización de inversiones productivas, de dar salida a su vocación industrial de motor de Galicia. Hoy por hoy nadie sabe cuales son los objetivos de la ciudad para ser competitiva, para el progreso, el empleo y la producción de sus moradores y la llamada a la inversión, salvo para aquellas de orden comercial que precisen su ubicación por estándares no cumplidos de demanda, y que aun así no acaban de cuajar, bien por la falta del Plan o por la falta absoluta de ayuda por parte de la propia administración local a la hora de gestionar inversiones.

Cualquier paseo consciente por la ciudad, nos lleva a la observación de que al lado de nuevas aceras de piedra, horteradas varias y nuevas rotondas, el número de locales cerrados va adquiriendo proporciones lamentables, de que no existen grúas desde hace ya lustros, de que la infraestructura de los llamados “polígonos industriales” tradicionales es absolutamente lamentable, sin servicios de ningún tipo, de que la estética, en general de todo lo que no sea el centro, es de una mediocridad y falta de mantenimiento vergonzosa, al igual que el panorama urbanístico de las entradas a la ciudad, con ruinas y absoluto feísimo por todas partes, etc.

Por eso a veces, algunas veces, al portavoz oficial se le escapan algunas noticias domingueras que evidencian lo expuesto.

Veamos: Domingo 2 de junio de 2019.

“El norte de Portugal redobla su ofensiva industrial con una mega oferta de suelo”. “Los municipios fronterizos tienen 28 parques nuevos o en fase de ampliación que suman tres millones de metros cuadrados, menos impuestos y burocracia y sueldos más bajos que completan el atractivo”. Vayamos a la página 33 (la dos y la tres, por sistema, se dedican a las diarias alabanzas al “jefe”: aceras, huertas urbanas, homenajes a niños, selfies a todo tren, entrega de medallas a todo quisque, paseos,  radio, televisión local, posados para el periódico oficial, etc., enfín… todo lo productivo). 

Dice el decano de la prensa nacional, en un artículo firmado por Lara Graña, a quien, de tener el periódico lectores responsables y con capacidad crítica, y el jefe lo capte, no se si augurarle gran permanencia en su cargo: “El órdago que no termina”. “En Ponte da Barca el metro cuadrado puede costar 13 céntimos si se crean 70 empleos”, dice el único destacado del artículo, que dispone además de un gráfico en el que se contienen las superficies destinadas a parques industriales en las zonas analizadas, por lo que vayamos al territorio en el que ya casi nadie se adentra, el texto en su totalidad, el fondo del mensaje.

Entre otros, destaco los siguientes párrafos: 

“No hay ningún concejo al norte de Portugal, por pequeño que sea, en el que no aparezca en su página web un apartado especifico para las empresas que deseen invertir en su territorio.” ¿Alguien ha localizado en la página del ayuntamiento vigués tamaña oferta?. 

“En Braga ha recalado la división de automoción de la multinacional Bosch, con un proyecto de ampliación de su fabrica a 110.000 m2 y con dificultades para reclutar personal cualificado”. Estas son precisamente las industrias que Vigo necesita para ser referente en el automóvil, de imposible implantación, por falta de suelo habilitado y gestionado.

“En cada pequeña Cámara (Ayuntamiento) se ha dispuesto una alargada alfombra roja para captar nuevas industrias de automoción, textil, metal mecánica, transformación de pescado, etc.” En Vigo, no obstante, a parte de la falta de suelo, una licencia puede tardar unos dos años y nadie hace absolutamente nada por captar inversiones, todo lo contrario. La alfombra roja es aquí un charco de proporciones descomunales imposible de cruzar sin enfangarse.

“En Ponte da Barca, los precios por metro cuadrado van desde los 2 euros para empresas que creen entre 1 y 19 empleos, a los 13 céntimos para los que lo hagan para más de 70 puestos de trabajo efectivos. Como contrapartida, en el de Veigadaña, en Mos, la Sociedade de Xestión do Solo de Galicia (Xestur) ofrece el metro cuadrado entre 100 y 115 euros, incluidas ya las bonificaciones.” En Vigo, supuesto motor de Galicia, no existe oferta de suelo industrial.

“En Viana do Castelo, en los últimos cinco años, se han captado ya 213 millones en desarrollos empresariales. Cada semana se recibe una nueva propuesta de inversión industrial”. En Vigo, desde hace lustros, empresas como el Corte Inglés, Ikea y un par de polígonos comerciales, engañados, llevan llamando a la puerta infructuosamente.

“Solo en el mes de mayo, el norte de Portugal hizo oficiales dos proyectos por 21 millones, de empresas de capital vigués, que no tendrán que pagar el impuesto municipal de transmisión onerosa de inmuebles, ni las tasas de licencia para nueva planta”. En Vigo a cualquier inversión se le grava con todo tipo de impuestos.

“En Vilanova de Cerveira, Vigo ha desplazado ya a dos fabricas de elaborados de pescado de capital gallego”. En el Plan General vigués, anterior a la llegada del actual regidor, se emplazaba en el término el proyecto que fue conocido como “Ciudad del Frio”, un macro proyecto industrial de captación para la ciudad viguesa de la mayor parte de las industrias dedicadas al frio, que habría de reunir los mayores adelantos para la competitividad del sector y liberar al tiempo gran parte de solares de centralidad en la ciudad, industrias que habrían de desplazarse al nuevo polígono (con un consenso generalizado), posibilitando con ello la unión urbanística entre el Berbés y los inicios de la calle de La Coruña, soterrando el tráfico, el tren al relleno de Bouzas, y posibilitando la semi peatonalización de Orillamar, algo a gestionar una vez creado el polígono, con lo que el (entonces) futuro Auditorio, centro comercial anexo, hotel, oficinas, nuevas residencias, etc. habrían de cobrar realidad. Un proyecto no solo ignorado, sino anulado por el actual regidor, en aras de una inauguración a toda prisa de un Auditorio mutilado, que hoy ha impedido la materialización de tales objetivos, incluso los de contar con un espacio de reconocido prestigio, hoy ignorado, por inadecuado, para todo tipo de celebraciones líricas de cierto calado.

“En Vilanova de Cerveira, según recoge la prensa local, existe una auténtica invasión de inversiones empresariales extranjeras atraídas por un suelo industrial a precio de lluvia (sic) o a coste 0, mano de obra más barata, procesos de instalación desburocratizados y sindicatos menos agresivos”. En Vigo esto mismo tuvo lugar en su periodo de mayor expansión, concretamente en los años 50 del siglo anterior, momento en el que la ciudad experimentó el mayor crecimiento europeo, ofreciendo suelo industrial a coste 0. Hoy no solo no hay programado y gestionado suelo industrial, sino que el poco existente y en parcelas muy pequeñas, está a precios de máxima especulación, lo que sumado a una burocracia castrante hacen imposible cualquier tipo e inversión.

“Otra web, esta con información de las cámaras municipales, informa a los interesados del salario medio por cada municipio. Así Monçao 795,7 euros/mes o Melgaço 774,5, etc. En Porriño, la renta disponible neta por trabajador es de 17.663 euros/año según los datos de la Agencia Tributaria, mientras en Arcos de Valdevez no llegan a los 10.000.”

“La conexión viaria a la meseta española puede dejar de ser un problema, porque hay una unidad política entre todos los partidos para que Lisboa sufrague una carretera que les enlace directamente con la A-52 gallega hasta Orense.” En Vigo se sigue, desde hace décadas, esperando por la llamada “salida sur” hasta Porriño (tanto varia como ferroviaria), sin que hasta ahora, desde el ayuntamiento, se haya llevado a cabo gestión alguna para ello, debiendo utilizar la industria viguesa, en su comunicación con la meseta, la autovía creada por el actual regidor vigués cuando actuó como ministro, conocida por la autovía de la muerte, al reunir en unos cuantos kilómetros el mayor índice de accidentalidad de España y uno de los mayores de Europa.

“La política comercial lusa se aprovecha también de una potente colaboración público-privada, con un peso decisivo de las universidades. Ahí está el convenio de 35 millones, validado por Lisboa, entre Bosch Car Multimedia y la Universidad de Minho”. Aquí no solo no existen convenios gestionados por la administración entre las empresas más punteras y la universidad, sino que la política municipal de I+D+i es absolutamente desconocida.

Si a ello añadimos que en el anual Informe Ardan, que califica las distintas empresas gallegas por facturación, antes entre las diez primeras la mayoría eran viguesas y hoy no aparece ninguna (salvo la francesa Citroen) entre las veinte primeras, y que en materia aeroportuaria, en Galicia seguimos peleándonos unos y otros para ver quien perjudica más a quien, deporte incluso jaleado por los medios locales, mientras que Oporto sobrepasa holgadamente todo el tráfico gallego; que en materia de ferrocarril, Vigo sigue clamando por un AVE que ya nunca tendrá, desde que se decidió, por falta de peso local, el trazado por Santiago, y que nada se ha hecho, desde la ciudad, por la canalización efectiva del tráfico de mercancías hacia la meseta y hacia Europa; que los puertos de Oporto (Leixoes) y alrededores siguen creciendo exponencialmente, mientras que nosotros centramos toda nuestra actividad en robarnos cargas unos a otros y en poner todo tipo de impedimentos, aislándonos con ello cada vez más. 

Portugal ha materializado de forma harto inteligente, coordinada y en cooperación el más absoluto “sorpasso” sobre nuestros intereses de ciudad, de llegar a ser la referencia de progreso del noroeste ibérico, algo que pudo ser realidad y que hoy no deja de verse como una llamada a la nostalgia, apagada por el tontorrón bienestar de ese vigués medio, alucinado con los dinosetos, las aceras y las horteradas múltiples, incapaz de ver más allá de sus narices.

Ya en la página 58, antes de llegar a lo poco neutral del periódico en cuestión, esquelas, sudoku y crucigrama, la tradicional página publicitaria semanal del regidor (!alucinante!), titulada ampulosamente como “Vigo, gran terreo de xogo. A cidade, sede dunha marea de eventos, nacionais e internacionais, de base e de elite”, donde como siempre el inefable personaje, hoy el alcalde más votado del mundo mundial, posa (campeón del mundo en la especialidad) con representantes de “balonman na rua”, “Run Run Vigo” “Futbol sala infantil” “Futbol 7” “mundial sub-21 en Traviesas”, panfleto en el que poco importa que en la fotografía de futbol sala salgan niños jugando a cielo abierto, en la de balonmano, otros niños jugando al fútbol y en Run Run corriendo por Vigo, ciudadanos con pinta de no haber corrido en su vida, lo importante es ocupar papel, que haya niños a go-go y asociaciones de chicha y nabo que acepten cuatro duros para hacer coro, y que unas cuantas empresas, citadas al pie, paguen religiosamente la publicidad.

La noticia más importante del día, aunque perdida en páginas interiores, habría que dar, no obstante, un juego posterior, al menos testimonial y por parte de los empresarios al día siguiente. Ahora en la página 44, ya que las cuatro primeras siguen en poder del autarca, quien anuncia nuevas ocurrencias, que bien se encarga el medio a su servicio de ensalzar. 

Francamente, si en medio siglo Vigo ha perdido todas sus esperanzas de comandar el peso económico del noroeste peninsular, lo de los empresarios es para echarse a llorar, pues uno no sabe si son un poco “cortos”, por decirlo suavemente, o lo parecen. “La patronal exige un plan de choque ante la megaoferta industrial low cost de Portugal, y piden suelo a precios competitivos, menores costes energéticos y reducción de la burocracia, con acuerdos de Estado que impliquen a todas las administraciones”. Un disparo al aire, cuando el “blanco” lo tienen delante, aunque siempre han sido tan cobardes que ni ahora se atreven a señalar la pieza, y menos si ello implica al dictador local. Se trata de un problema puramente local.

Los alcaldes del norte de Portugal, de distintos partidos, han hecho un frente común anteponiendo los intereses de sus ciudades y de la región a los de sus partidos, han planificado, han gestionado, han colaborado y finalmente están cobrando su inversión. Aquí no se une nadie, y menos el regidor de Vigo, siempre poniendo la proa a todo el mundo, repartiendo culpas propias a troche y moche y borrando del mapa todo lo que no sea una de sus ocurrencias pueblerinas. Aquí los empresarios, cuando llegó el sumo hacedor al concello y se cargó un Plan General que contemplaba esa posibilidad de ser competitivos, y todo por no haberlo parido, sustituyéndolo por un bodrio que hoy la justicia ha anulado, los empresarios, repito, callados en un silencio sepulcral, y hoy… disparan al aire.

En mi larga trayectoria de gerente de una asociación profesional me he hartado de predicar en el desierto a la hora de poner voz a nuestras demandas para oír siempre la misma monserga: “nosotros no nos metamos en política, nosotros a lo nuestro, a producir y a ganar dinero”. Pues bien, ahora recoged la cosecha, porque en materia de urbanismo, y esto es urbanismo puro y duro, el corto plazo no existe, y aquí nadie ha dado ni siquiera el primer paso, ni vosotros lo habéis pedido seriamente.

Los empresarios vigueses piden suelo. Si no hay un proyecto de ciudad, si no hay unas previsiones, si no hay un Plan General, si no hay gestión urbanística, si con este personaje al mando de la nave la especulación va camino de ser histórica, ¿como?. Si no hay voluntad de llevar a cabo lo expuesto, no hay suelo, y si esa voluntad existiera, sería preciso que el empeño fuera llevado a cabo por alguien con sentido común, con visión de futuro y con conocimientos, y en Vigo eso no existe, y al menos no existirá en los próximos cuatro años, porque no le interesa a quien puede remediar el problema, un problema que le es ajeno, pues sus votos no vienen de las necesidades atendidas de la ciudad, sino del folclore, de la política de pueblo pregonada Urbi et orbe, suficiente para el votante. Es un problema local, como es un problema local la reducción de la burocracia. En 1972 en el ayuntamiento de Vigo, siendo alcalde un empresario, Antonio Ramilo, los técnicos que despachábamos licencias éramos únicamente tres aparejadores y un arquitecto. La ciudad crecía a toda máquina y el número de licencias multiplicaba por 10 las que se dan actualmente, y se tardaba menos de dos meses en otorgarlas. Hoy en Vigo, sin Plan General, prácticamente no se dan licencias, el número de técnicos triplica, al menos el de entonces, y el plazo ronda los dos años. Es un problema local, es un problema de falta absoluta de conocimientos y de exceso de negligencia, falta de responsabilidad y pasividad.

El coste de la energía y de los salarios es un problema nacional que no solo debería afectar a la tensión en una frontera, no obstante ello no ocurre en el sur, también con Portugal.

La periodista, en esta ampliación de la noticia, aporta más datos a los de ayer, y así nos explica que “En Verín el metro cuadrado se paga a 33 euros y se considera muy bajo en comparación con los 130 que promedian en Mos; en la plataforma logística internacional do Vale do Tameiga, asentada junto a la autopista A-24, el terreno se paga a 1 euro el metro cuadrado.”

En Chaves, la decisión de ofrecer el metro cuadrado a 1 euro, se tomó hace dos años para crear riqueza y aprovechar una localización privilegiada, dada su gran proximidad con España, y se llevó a cabo al amparo de fondos comunitarios de la iniciativa Portugal 2020”.

Es increíble el tener que comprobar que en una ciudad como Vigo, no solo vive una gran cantidad de gente que no se entera de nada y que solo valora lo superficial, domesticados por un cacique y adormecidos por un medio que, en su ignorancia,  consideran la Biblia de la información, pero es más increíble todavía el constatar que su “élite” empresarial, tampoco parece enterarse de nada, o al menos nada pelea por el progreso de la ciudad y que cree que esto aun tiene remedio. En Vigo, su industria, su pequeño comercio y su capacidad competitiva en general, hace ya bastantes años que camina cuesta abajo, en contraste con el oropel, el folclore, la mediocridad y el populismo reinante.    

En descarga del laureado prócer, hay que convenir que se trata de un personaje enormemente listo, de una vanidad insultante, muy trabajador, que sabe muy bien con quien se la juega, que su objetivo nada tiene que ver con el progreso de la ciudad y si con sus propias ambiciones políticas, que conoce perfectamente al personal y su primitivo grado de exigencia y que políticamente ni tiene ni ha tenido enemigo alguno con una mínima talla: autocomplacencia, victimismo en exceso, política de pueblo, presupuesto de ciudad, con los medios comiendo de su mano y un populismo irritante, de vergüenza ajena, las armas adecuadas en esta democracia de chiste, en esta posverdad en busca del dictador que más nos dore la píldora, aunque lo auténticamente importante se nos vaya al carallo. Siempre habrá alguien a quien culpar… y quien se lo crea.

El secreto del triunfo de la democracia es el manejo adecuado de la demagogia.

Vigo también tuvo momentos en los que primaba el sentido común entre sus ciudadanos y que estos eran serios y responsables, al igual que sus empresarios, generalmente los políticos que regían la ciudad. Eran otros tiempos.

Menos mal que nos queda Portugal    

 

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Miguel Font Rosell

Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.

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