La edición gallega de El País nos muestra en sus páginas el lado más oscuro de Caixanova, la Caja de Ahorros que ha sido orgullo y pasión de tantos vigueses de buena fe. —Caixanova colocó preferentes a analfabetos pese a su complejidad—
Describe una entidad financiera, ávida e implacable, capaz de «colocarle» participaciones preferentes a analfabetos que firman al pie de complejos documentos con su huella dactilar.
El periódico reproduce la prueba de cargo de un documento firmado por una mujer de avanzada edad, residente en El Morrazo, que ha aceptado a «puro dedo» las ininteligibles cláusulas de una imposición de 6 mil euros en participaciones preferentes. En todo momento a la buena mujer se le garantizó que el depósito podría ser recuperado cuando ella quisiera.
Los «safaris» de Caixanova
En pleno «safari» financiero, los Servicios Centrales estimulaban a sus ejércitos, desparramados por las sucursales, mediante circulares que les alentaban a la caza y captura del «primo» o la «prima» de paso a cualquier precio. El todo vale se instaló en Caixanova entre el 2004 y el 2009 para dotar de recursos propios a la entidad.
El magnífico trabajo de la redacción de El País en Galicia, no tiene desperdicio. Radiografía a la perfección la naturaleza de las manos que mecían la cuna de los ahorros de los gallegos y te permite comprender, en su dimensión más miserable, cómo de aquellos polvos hemos llegado a estos lodos financieros que han puesto al borde del abismo a España y a los españoles.
¿Vale disculpar a los subordinados que fueron cómplices de semejante estafa y abuso de la ignorancia de sus clientes? Es una pregunta difícil de contestar. No parece que se les pueda aplicar ése atenuante militar del «cumplíamos órdenes», aunque se pueda ser comprensivo ante el temor a perder el empleo.
Pero, cuando se manifiestan por las calles ante las amenazas de un ERE, producen un déficit de empatía hacia su causa, teniendo en cuenta que sus hojas de servicios están manchadas por miles de víctimas propiciatorias que viven en la incertidumbre de haber perdido los ahorros de toda una vida. ¿Cuántos trabajadores, cuántos cargos intermedios y cuantos altos cargos de Caixanova pueden dormir con la conciencia tranquila?
Villanos que Abel Caballero convirtió en héroes
Es la misma Caixanova que Abel Caballero, el alcalde de Vigo «tutelado» por el BNG, convirtió en símbolo sagrado e intocable de la ciudad y de los vigueses. Es la entidad de ahorros por la que se manifestaron decenas de miles de vigueses siguiendo a Abel Caballero, como los niños al flautista de Hamelín.
El arma arrojadiza electoralista que utilizó el «peronismo» sociata vigués (no confundir con los genuinos socialistas), para inducir a hooligans y ciudadanos de buena fe a declarar a Núñez Feijóo persona non grata en la ciudad. Es el «chiringuito», mejor dicho, el «chiringazo» de Fernández Gayoso, de José Luís Pego, que un alcalde sin escrúpulos elevó a la categoría de héroes, cuyas millonarias indemnizaciones y pensiones están manchadas de sangre, sudor y lágrimas de humildes ahorradores que, en algunos casos, como demuestra el impecable trabajo periodístico del El País en Galicia, ni siquiera sabían escribir.
Catálogo de cómplices
Esta historia es por sí misma dramática. Pero en la ciudad de Vigo alcanza dimensiones apocalípticas por la complicidad pasiva de empresarios emblemáticos que obtenían créditos al 0´50% de intereses, por políticos que obtenían financiación para sus campañas electorales por la cara, sin devolver ni principal ni intereses, por un alcalde que sabía lo que se cocía ahí dentro, lo que le estaban haciendo a muchos de sus vecinos y, no sólo miraba para otro lado, sino que tenía la desvergüenza de ensalzar, galardonar y presumir de su amistad con los «verdugos» y pasar olímpicamente de sus víctimas.
Es imposible saber si la sociedad española, la gallega, está ya curada de espantos. Si ya no hay nada que la escandalice. Pero éste reportaje de la redacción gallega de «El País» con comillas, debería herir muy a fondo la sensibilidad de los habitantes de el país sin comillas. Produce tanta repugnancia, tanta ira contenida, que permite comprender lo que debe sentir el Fiscal Anticorrupción de Galicia, del Estado, obligados a seguir el lento y sereno ritmo de la Justicia
¿Cómo ser fiscal anticorrupción en España y no morir en el intento?