Nadie se explica cómo llegó a protagonizar tan insólita situación en un restaurante, de vaya usted a saber dónde. Pero aquí está: dale que te pego sin pudor.
El caso es que tras beberse unas copas, y algo traspuesta, la mujer se echó en uno de los sofás y, con las piernas abiertas y de frente al escaparate que da a la calle, empezó a masajearse sus partes íntimas.
TORTAS
Algunos opinan que la trompa le hizo olvidar dónde estaba, otros que es una exhibicionista de mucho cuidado que va de lista.
El caso es que el dueño el local se vio obligado a darle un par de chachetes en la cara, para que cejara en tamaño despropósito.