La verdad es que empieza a resultar un poco incómodo que el explotador -que es cómo se llama la empresa en este gremio- le patee a uno la entrepierna día sí y día también. Que si ganamos mucho, que si trabajamos poco, que si recorremos el mundo alojándonos en hoteles de lujo, que si nos viene a buscar un chófer a casa… empieza a resultar cansino pasarse la vida desmontando acusaciones, desmintiendo mentiras, tergiversaciones y exageraciones, dando explicaciones y casi pidiendo disculpas por trabajar en esto.
¿Qué tal lo pasaron ustedes en el puente de la Constitución? ¿Bien? Me alegro mucho. Con su permiso les voy a contar cómo lo pasé yo.
Hace tiempo escribí en este blog mi experiencia de un vuelo nocturno de ida y vuelta a Lagos, Nigeria, y les conté por qué no nos apetecía demasiado quedarnos allí a pesar de los pocos márgenes que tenemos si hay algún retraso. Hoy lo he podido comprobar por mi mismo y lo entiendo aún mejor:
Salí el Viernes por la tarde camino de Lagos, a donde llegué a media noche. Allí nos metieron a toda la tripulación en una furgoneta con las ventanas tapadas y en la que en asiento del copiloto viajaba un elemento con cara de pocos amigos y con uniforme de combate de la Nigeria Police Force. El hombre llevaba asomando por la ventana un fusil-ametrallador AK 47. Detrás venía otra furgoneta con las maletas y con otros cinco soldados con otros tantos fusiles kalashnikov. Fernando Alonso las hubiera pasado muy putas para seguir a nuestra furgoneta hasta el hotel.
Por suerte el hotel no estaba muy lejos porque, qué quieren que les diga, a estas alturas uno estaba ya algo preocupado. Además no hay ni una luz pero sí un montón de feligreses con bastante mala pinta deambulando por las calles en el camino del aeropuerto al hotel, que es donde hace un par de años el delegado de mi empresa fue asesinado junto a su escolta.
Con razón el explotador nos da unas estrictas instrucciones de seguridad que incluyen la recomendación de no salir del hotel -no ya caminando o utilizando el transporte público, sino ni siquiera en los taxis del hotel- no abrir la puerta a nadie, no utilizar tarjetas de crédito, precintar las maletas para que nadie pueda meter algo en ellas y, por supuesto, utilizar repelentes de mosquitos a todas horas para evitar la malaria (enfermedad que le costó la vida a un comandante de la compañía hace un par de años a la vuelta de un vuelo a Malabo). Además hay que evitar beber el agua del grifo y comer alimentos que no estén cocinados. Y rezar, añado yo.
Así que, con dos noches seguidas en Lagos, el puente de la Constitución prometía. Pero, como siempre hay alguno al que le pica la curiosidad de darse una vuelta por ahí, hizo falta que a nuestra llegada al hotel un tripulante español de Lufthansa a quien interrogamos nos contara que hacía poco que una azafata había sido asaltada, robada y violada cerca del hotel, para que los más aventados recapacitaran un poco. Pero es que, para rematar, también nos contó que en una ocasión se habían encontrado en el trayecto al hotel con el cuerpo de un hombre tendido junto a la carretera y que el chófer había pasado de largo a pesar de sus protestas. Pues bien, al día siguiente el hombre seguía tendido en el mismo sitio… En resumen, que ni él ni el 99% de sus colegas salían jamás. Por cierto que en el mismo hotel, que no es de lujo, se hospedan las tripulaciones de casi todas las compañías. En cualquier caso el hotel es una fortaleza, con alambradas y policía por todas partes y con un vigilante en cada piso.
Total, que tras otro veloz y emocionante traslado nocturno al aeropuerto, despegué de allí pasada la media noche del domingo y llegué a casa en estado catatónico pasadas las ocho de la mañana del lunes, que es una hora muy mala para meterse en la cama. Por lo demás, el puente bien, gracias.
Y dentro de un rato salgo para hacer una ida y vuelta a Dakar, tengo que estar en el aeropuerto a las nueve y media de la noche y si todo se da bien espero llegar a casa a las diez y media de la mañana. Pasado mañana, y para relajarme un poco, haré Madrid-Barcelona-Madrid-Barcelona-Madrid y con suerte podré llegar a Bilbao para pasar la Nochebuena con mi familia… siempre y cuando al explotador no se le ocurra ponerme a volar el día 24, cosa que podría ocurrir perfectamente.
Así las cosas, y por si no nos vemos antes, que tengan ustedes una feliz Navidad.