Más madera

Tras leer un montón de cartas como esta que les pongo a continuación, no se si el Presidente de Iberia no se estará arrepintiendo de la carta que mandó a sus clientes para tratar de explicarles lo que, en mi humilde opinión, parece cada día más inexplicable.

En cualquier caso, el que parece que se explica muy bien es el Sr. Gil. Aquí lo tienen, breve y conciso:

04-12-2012

Estimado Sr. Vázquez:

Agradezco su carta, pues me permite manifestarle directamente el profundo desasosiego que me ha producido el anuncio de que Iberia planea despedir a 4500 trabajadores. Supongo que me veré afectado por el primero de los paros convocados por los sindicatos, pues vuelo a Madrid precisamente el próximo 14 de diciembre. Ahora bien, tenga usted presente que la responsabilidad por las posibles molestias se la atribuyo a la cúpula directiva de Iberia. Lo hago por las siguientes razones:

1) Estoy por ley natural inclinado a empatizar más con unos empleados sobre los que pende la espada de Damocles de un despido en las condiciones tan desfavorables que establece la actual reforma laboral, que con unos directivos con contratos blindados frente al despido y sueldos desproporcionados con respecto a los del común de los trabajadores de la empresa.

2) La estrategia seguida por la compañía para presentar el nuevo plan adolece de un fallo muy primario: se anuncia la necesidad de suprimir 4500 puestos de trabajo y se emplaza a los sindicatos a negociar las condiciones en el marco de la nueva reforma laboral, advirtiéndoles de que si no llegan a un acuerdo con la compañía antes del 31 de enero de 2013, se tomarán medidas aún más drásticas. Bajo este prisma, su intento de demonizar a los sindicatos se revela como un burdo ejercicio de manipulación que no resiste un sencillo análisis del discurso pues la actitud de la compañía dista mucho de parecer abierta y conciliadora (aprendan un poco del Presidente de Bankia, el sr. Goirigolzarri). Así pues son ustedes los que han creado un escenario de huelgas en fechas próximas a la navidad con su calendario de plazos y con una actitud prepotente, no los sindicatos.

3) Han cargado mucho las tintas sobre la grave situación financiera en la que se encuentra la compañía para justificar los despidos. Con ello, sin embargo, han caído en su propia trampa pues si esa situación es real, lo que han hecho ustedes es ponerse en el punto de mira por una más que cuestionable gestión. Puede que culpando a los sindicatos de no querer negociar, asegurando que los despidos son inevitables e insistiendo en que los pilotos son unos señoritos que ganan mucho dinero, consigan ganarse a la opinión pública. Sin embargo, en nuestro país hay ya muchas personas cultas y cosmopolitas, que saben lo que ha pasado recientemente con algunas grandes compañías españolas y sobre todo, que son capaces de sumar dos más dos; no se creen cualquier cuento ni se ciegan ante las pantallas de humo. Los datos sobre la fusión y las sospechas sobre sus verdaderos objetivos son pervasivos, verosímiles y demasiado inquietantes como para refutarlos tratando de atribuirlos a la mala fe de quienes han ido haciéndolos públicos. En este sentido no les ayudan a ustedes mucho las declaraciones de su colega Willy Walsh al diario The Telegraph (9 de noviembre de 2012). Con ellas advierte a los sindicatos y a los políticos españoles de que «no podrán pararle a la hora de realizar los recortes si quieren que Iberia siga volando («they could not stop him making the cuts, if they wanted Iberia to continue flying»), de que nadie podrá hacerlo porque «hace mucho tiempo que no pide permiso a su madre para hacer algo» («Who´s going to stop me doing it? It´s a long time since I had to ask permission of my mother to do anything»), y de que los recortes son inexorables («These [cuts] are down to determination of management»). Aparte de alegrarme de no ser el progenitor de este señor, me queda bien claro quién manda de verdad en Iberia, en British y en IAG, quienes son los que se limitan a ejecutar órdenes y que Iberia se ha convertido en una colonia cuya conquista responde a la necesidad de engordar a su metrópoli y de pagar sus platos rotos. Intentar ahora convencernos de las ventajas de la fusión resulta sencillamente ridículo.

4) La solución de Iberia pasa por una política financiera en la que prime la equidad, la defensa del interés general, la sostenibilidad y sobre todo, el aprovechamiento y la motivación de su gran capital humano. De producirse, cualquier despido me llevará a mí, y confío que a otros muchos ciudadanos, a dejar de anteponer a Iberia y a British (of course!) entre sus opciones. Así es que lo mejor es que este conflicto se solucione satisfactoriamente para todas las partes, incluidos los pasajeros y sus sensibilidades, que también empiezan a cotizar en bolsa.

Un cordial saludo,

Luciano Gil

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Autor

Enrique Zubiaga

Soy un aviador vasco que he visto mucho mundo y por eso puedo decir alto y claro, y sin temor a equivocarme, que tenemos un país increíble y que como España en ningún sitio.

Enrique Zubiaga

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