La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Y la Inquisición en Cataluña mató la tauromaquia

Que lo digan muy alto, a todo el mundo, los numerosos periodistas extranjeros acreditados esta mañana en el Parlamento de Cataluña. Que expliquen allende nuestras fronteras que aquí, en España, los representantes políticos de una autonomía han prohibido (sí, prohibido) una expresión cultural seguida, o al menos respetada, por un sector muy importante de la población, en Cataluña y en el resto de España. Obvia decir que no ha habido nada ilegal en el proceso. Fueron 180.000 firmas ciudadanas las que elevaron una propuesta que ha sido aprobada mayoritariamente por unas cortes. Legal, sí… pero cercenador de las libertades, indudablemente.

Lo vendan como lo vendan, la mayoría de los parlamentarios catalanes han propiciado un liberticidio cultural y artístico. Quienes en su día presumían de pedir libertad y derechos desde el respeto, han caído en la imposición. Quienes sufrieron el peso de una dictadura que les coartaba en su forma de expresarse, han incurrido en la censura. Quienes se vanagloriaban de ser un crisol de culturas, mestizaje y apertura de miras, han avasallado con la mordaza de un viejo aldeano paleto y cerrado sobre sí mismo, temeroso de que otros sientan diferente a lo que esconde su ceño fruncido de odio y complejos. ¿Dónde queda la Cataluña moderna, avanzada y vanguardista? ¿Esto es progresismo? ¿Dónde queda el ‘prohibido prohibir’? ¿Esto es tolerancia?

¡Esto es una dictadura! Y que no nos mientan, o que al menos no nos tomen por imbéciles. Los animales les importan lo que una piedra a una ballena… ¿Qué pasa con los ‘correbous’? ¿O es que un toro con los pitones incendiados, huyendo asustado de un lado a otro en la noche de un suelo urbano, atosigado por decenas de personas a su alrededor… no sufre? ¿Se ataca su dignidad o no? ¿O es que los ‘correbous’ sí que son muy catalanes… y entonces sí conviene respetar la tradición cultural y popular? Que lo reconozcan, que salgan los de ERC, ICV y CiU y expliquen por qué sí está justificado prohibir la tauromaquia y, a la vez, se mantengan intactos los ‘correbous’. Que salga el PSC del Pilato Montilla y explique por qué ha nadado entre las dos aguas que han llevado al asesinato de un modo de ser arte. Que salga el PSOE del presidente Zapatero y, aunque sea al menos por una vez en la vida, deje de hacer de mero contertulio comentador de noticias y aclare por qué en algunos temas el partido impone la disciplina interna a sus representantes autonómicos y en otras ni está ni se le espera.

Esta cuchillada histórica tiene muchos padres. Unos son padres carnales y los otros son cómplices necesarios. Pero, siempre, siempre, siempre, recordaremos a los culpables. En primer lugar, jamás olvidaremos que la abolición de la tauromaquia en Cataluña ha sido una macabra victoria al servicio del nacionalismo más rancio, intolerante, inquisitorial, sectario, demagógico, radical e hipócrita que existe. Son los mismos falsos que, en pos de un pretendido progresismo, promovieron en su día el cierre de la cadena Cope o han sancionado a taxistas catalanes por llevar la bandera de España en su coche como modo de celebrar el Mundial. Son los mismos que multan a comerciantes por no rotular los letreros de sus locales en catalán o que desarrollan leyes que el Tribunal Constitucional acaba de dictaminar como contrarias a la Carta Magna vigente para todos los ciudadanos españoles. Son los que sólo entienden un modo de democracia y se pasan por el forro las leyes que no les convienen.

Son el cáncer de una clase política podrida y que se cree con plenos poderes. La Inquisición quemaba la cultura que no le gustaba. Los libros ardían y, si se descuidaban, también lo hacían junto a ellos sus autores. Ahora, los nuevos paladines de este clero laico se conforman con prohibir la cultura que no les gusta. Que no se quejen los toreros “asesinos”, que tampoco les han metido en la cárcel… Por ahora.

¡Siento asco, repugnancia y vergüenza! Vivo en un país en el que se prohíben un arte y una cultura que son bandera internacional de nuestras entrañas históricas.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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