La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Los indignados, Tomás Gómez, Bildu y la antidemocracia

Ayer se constituyeron los ayuntamientos en la práctica totalidad de España. Todo un acontecimiento de la democracia, aunque ensombrecido, a mi juicio, por tres episodios de talante antidemocrático. Comienzo aclarando: son tres asuntos de muy distinta relevancia, por lo que los comentaré de menor a mayor grado de importancia (repito, a mi juicio), quedando claro que no tienen nada que ver los unos y los otros y no los relaciono entre sí. Insisto, son temas completamente distintos y no quiero que nadie venga acusándome de mezclar las cosas. No tienen nada que ver, pero no quiero dejar de decir lo que pienso.

En primer lugar, no entiendo las protestas de los “indignados” en muchos de los actos de constitución de los cabildos. Una cosa es criticar los excesos de la casta política y otra poner en cuestión la propia existencia de los partidos y los representantes políticos. Tenemos claro que el sistema tiene grietas. Pero, los que rechazen de plano los fundamentos del sistema, que asuman que esta es la democracia que mejor ha funcionado en la historia de España. Una democracia sin partidos políticos será otra cosa, pero dudo mucho de que fuera ya democracia.

El propio funcionamiento del Movimiento 15-M lo ha demostrado. La iniciativa de las asambleas ciudadanas es esencialmente democrática. Pero, sin liderazgo, representación y articulación, ¿en qué han quedado? Después de un mes de movilización, ¿alguien conoce un manifiesto en el que se recojan los puntos mínimos que proponen llevar a cabo? Esta noche se disuelve el Movimiento en Sol, donde nació. Aparte de un rayo de ira, aviso, ilusión y frescura, ¿en qué se ha plasmado? A día de hoy, no concibo una democracia sin representantes políticos que pueda funcionar. La “voz del pueblo”, como no podía ser menos, es demasiado plural y difusa como para captarla más allá del mínimo exigible de las urnas.

El segundo aspecto que me ha indignado (sí, yo también soy un indignado) fueron las declaraciones del líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, en la víspera de la constitución de los ayuntamientos. Volvió a mostrar su absoluta falta de rubor cuando denunció la existencia de un pacto secreto firmado entre PP y UPyD con el fin de “repartirse urbanísticamente el municipio de Getafe”. Para concluir, “exigió” a Rosa Díez que frenara lo que ya considera como “un caso de corrupción», amenazando con llevar a los juzgados toda la “información” de la que disponen. Hace poco escribí aquí que Tomás Gómez hacía el ridículo con sus críticas a UPyD. Ahora ha traspasado la frontera, instalándose en la antidemocracia.

Las razones son de parvulario: no ha aceptado unos resultados electorales por los que el PP fue el partido más votado en Getafe; da por hecho que la suma de los concejales de PSOE e IU es un, a priori, consecuente apoyo ciudadano a las “fuerzas progresistas” (¿por qué no se presentaron, entonces, juntos a las elecciones?); y califica la abstención de UPyD en la votación del alcalde de Getafe como un pacto explícito con el PP. Lo absurdo es que esta traición a los ciudadanos no se haya hecho pública (como sucede en la mayoría de los municipios, donde los partidos pactan entre sí sin preocuparse de si eso gusta o no a su electorado) y así UPyD hubiera alcanzado directamente la concejalía de Urbanismo (el pez gordo en estos tiempos de politicastros). De este modo, se hubieran ahorrado muchas explicaciones… Pero eso no ha sucedido. Que espere el bueno de Tomás Gómez antes de ir a los juzgados. A lo mejor, solo a lo mejor, es falso que PP y UPyD no han llevado a cabo una conspiración judeo-masónica y que, en Getafe, como en el resto de municipios donde el partido de Rosa Díez ha tenido capacidad de influencia, gobernará la lista más votada. No sé, a lo mejor era verdad lo que los magentas venían anunciando desde hace meses… ¿Demasiado difícil de asimilar para quien cree que todo el mundo es como él?

Por último, no podía olvidar lo que siento al ver tantos y tantos ayuntamientos vascos bajo el control de Bildu. Especialmente sangrante resulta lo de San Sebastián… Por supuesto, es absolutamente legítimo y democrático que gobierne la lista más votada (no voy a contradecir lo que he escrito un párrafo antes). Igualmente, es un hecho que Bildu (es decir, Batasuna) tiene un amplísimo apoyo en el País Vasco. Lo que no quiere decir que eso sea democrático. En el sentido de legal. ¿Puede ser legal un partido que no condena explícitamente a los terroristas de ETA? ¿Puede ser legal un partido del que se dude que sea la fachada política de ETA? En un país normal, este partido sería ilegal. No en nuestra España, donde el Tribunal Constitucional, contraviniendo lo que antes había denunciado la Policía y había ratificado el Tribunal Supremo (que Bildu es un instrumento de ETA), dio luz verde a los que tanto tienen que demostrar.

Millones de españoles nos estremecemos ante lo que puede hacer un ayuntamiento como el de San Sebastián en manos de Bildu: ¿qué órdenes dará a la Policía, la misma que denunció que son terroristas, en materia antiterrorista? ¿Qué cursos de formación desarrollará? ¿A quién dará subvenciones municipales? ¿Qué pasará con los ciudadanos que tengan miedo de que sus datos personales sean conocidos por sus dirigentes? ¿Quién los protegerá?

Por lo pronto, los dirigentes de Bildu han comenzado incumpliendo la ley: han retirado la bandera española de todas las fachadas de “sus” ayuntamientos. Porque ya son “suyos”. Hemos retrocedido décadas. En el peor momento de ETA, le hemos podido dar a los terroristas el balón de oxígeno del poder político, económico y ético. Una Justicia (¿in?)dependiente ha legitimado lo que puede ser el gobierno de los terroristas sobre los ciudadanos. A día de hoy es legal (espero que se actúe ante los hechos consumados), pero resulta muy discutible que sea democrático.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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