Antes de empezar la final de los Juegos Olímpicos entre España y Estados Unidos, decía que si ganábamos ya podía retirarme como aficionado al deporte. Y es que tras ver levantar a mi Real Madrid Ligas, Copas y Copas de Europa en fútbol y baloncesto, mis dos deportes preferidos, y ver coronada a España en ambos como campeona de Europa y del Mundo, el único reto por culminar era este título olímpico ante los todopoderosos Kobe Bryant, LeBron James, Kevin Durant, Carmelo Anthony, Chris Paul y compañía. Estuvimos muy cerca, como en Pekín. Pero no ha podido ser.
Me duele porque esta pica en Flandes que hubiera culminado la gran edad de oro que el deporte español está viviendo estos últimos años ya no podrá ser alcanzada por los principales representantes de nuestra mejor generación de baloncestistas: Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón, Felipe Reyes o Jorge Garbajosa (que se retiró justo antes de los Juegos), presumiblemente, ya no llegarán a Río de Janeiro. Esta era su última oportunidad. Por eso, porque nos han dado tanto durante la última década (y no hablo sólo de títulos), gracias, gracias, gracias. Como dijo Pepu Hernández tras ganar el Mundial de Japón, lo mejor que habéis hecho es que, más allá del omnipotente fútbol, en nuestro país sean cada vez más los que se ilusionan con el BA-LON-CES-TO.
El mañana será, espero, de los ya presentes Sergi Llull, Marc Gasol, Rudy Fernández, Serge Ibaka, Víctor Claver o Sergio Rodríguez. Tal vez ellos sean los que alcancen el punto más alto y coronen el último reto que se nos resiste. Solo espero dos cosas: que lo hagan transmitiéndonos el mismo orgullo que sus precedentes (con los que han conformado una gran familia en la que se percibe que son amigos antes que compañeros) y que lo consigan ganando en esa hipotética final a unos Estados Unidos repletos de estrellas arrogantes. Ganarle a un Dream Team III con ese punto de prepotencia de este último sería un plus en lo insuperable.
Lo escribo a 12 de agosto de 2012. Dentro de cuatro años, estos españolitos de las canastas me retiran definitivamente como aficionado al deporte.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA
