Cuando el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky presentó a Donald Trump la posibilidad de que Estados Unidos accediera a las vastas reservas de minerales raros de Ucrania, lo hizo con la esperanza de obtener a cambio el apoyo firme de Washington en su lucha contra Rusia. Sin embargo, lo que está ocurriendo es otra cosa: Estados Unidos se lleva el botín y Ucrania se queda con promesas vacías.
Los minerales raros son esenciales para la fabricación de tecnología punta y armamento avanzado, y Ucrania es dueña de una de las mayores reservas de estos recursos en el mundo.
Ucrania tiene unas 450.000 toneladas de reservas de litio., preciado mineral que no se está explotando, aunque ha habido planes para empezar a hacerlo.
El acuerdo que está a punto de firmarse entre Kyiv y Washington le otorga a EE.UU. el acceso a estos valiosos materiales, pero el problema es que no queda claro qué obtiene Ucrania a cambio.
Trump, en su habitual estilo de negociación empresarial, ha dejado claro que quiere minerales por valor de 500.000 millones de dólares.
En otras palabras, Washington está exigiendo una fortuna en recursos críticos sin garantizar que Ucrania reciba el respaldo militar que necesita desesperadamente. «No puedo vender nuestro Estado», dijo Zelensky cuando Trump planteó la transacción como un simple intercambio. Pero a medida que las negociaciones avanzan, la cruda realidad es que Ucrania está cediendo sus riquezas sin asegurarse de que EE.UU. se comprometa a su defensa.
La ironía es que este acuerdo fue una idea del propio Zelensky, quien en 2024 lo presentó como una estrategia dentro de su «plan de la victoria». Pero ahora, en 2025, la ecuación se ha invertido y Ucrania parece estar regalando sus minerales sin obtener nada tangible. Trump no oculta su postura: quiere cortar la dependencia de China en la producción de tierras raras, y ve en Ucrania la solución a ese problema. Pero Ucrania, que lucha por su supervivencia, necesita algo más que ser un simple proveedor de recursos para la industria estadounidense.
El conflicto con Rusia sigue su curso, y el panorama de seguridad de Kyiv sigue siendo incierto. Si EE.UU. realmente valora a Ucrania como aliado, ¿por qué no ofrece garantías concretas en materia de defensa? ¿Por qué se contenta con extraer riquezas mientras deja a Kyiv en la cuerda floja?
La realidad es que, si las condiciones no cambian, Ucrania podría terminar empobrecida y sin la protección que busca. Lo que se está gestando aquí es un acuerdo desigual, disfrazado de cooperación, que beneficia a uno solo de los jugadores: Estados Unidos.
