Este lunes, 5 de mayo de 2025, la seguridad en Israel ha quedado en entredicho tras el impacto de un misil balístico lanzado por los hutíes de Yemen cerca del aeropuerto internacional Ben Gurion, el principal del país.
Este ataque, que no pudo ser interceptado por los avanzados sistemas defensivos israelíes ni por la colaboración estadounidense, ha reavivado el debate sobre las limitaciones reales de la estrategia internacional para contener la amenaza hutí y la creciente vulnerabilidad israelí en un contexto de tensiones regionales crecientes.
La mañana del domingo, las sirenas antiaéreas sonaron en varias zonas del centro de Israel. Pocos minutos después, un misil procedente de Yemen, disparado por los hutíes —grupo respaldado por Irán— impactó en las inmediaciones del aeropuerto Ben Gurion, generando una columna de humo visible desde varios kilómetros y sembrando el pánico entre los viajeros. Las autoridades cerraron temporalmente las pistas y las principales vías de acceso, mientras se inspeccionaba la zona en busca de restos y daños adicionales. Ocho personas resultaron heridas y fueron trasladadas a hospitales cercanos.
El hecho marca la primera vez que un ataque directo contra el principal aeropuerto israelí logra superar los sistemas defensivos desde el colapso del alto el fuego en Gaza. La magnitud simbólica y estratégica del incidente va más allá del daño material: evidencia que ni el Domo de Hierro ni las capacidades estadounidenses han logrado blindar completamente el espacio aéreo israelí frente a amenazas sofisticadas como los misiles hipersónicos hutíes.
Implicaciones para la seguridad nacional y la imagen internacional
El primer ministro Benjamin Netanyahu y su gabinete han calificado el incidente como una amenaza no solo para Israel sino para todo el mundo, anticipando represalias contra los hutíes. El ministro de Defensa, Israel Katz, prometió una respuesta contundente: «Quien nos dañe, sufrirá siete veces más».
La reacción inmediata incluyó la suspensión temporal del tráfico aéreo, ferroviario y vial en torno al aeropuerto, que se normalizó tras aproximadamente una hora. Sin embargo, este breve parón ha tenido consecuencias notables:
- Varias aerolíneas internacionales han vuelto a cancelar o suspender vuelos hacia Israel.
- El turismo y los negocios internacionales se ven afectados por la percepción de inseguridad.
- Se reaviva la preocupación sobre la capacidad real de los aliados occidentales para frenar las amenazas regionales.
Limitaciones de la campaña estadounidense y resiliencia hutí
Desde marzo, Estados Unidos e Israel han intensificado los bombardeos contra posiciones hutíes en Yemen intentando debilitar su capacidad ofensiva. Sin embargo, como demuestra este último episodio, dichos esfuerzos no han logrado neutralizar totalmente el arsenal ni la motivación del grupo rebelde.
Los hutíes mantienen su retórica de apoyo a Hamás y al pueblo palestino, justificando sus ataques contra Israel como parte de un frente común antiisraelí. El portavoz militar hutí anunció que habían utilizado un misil balístico hipersónico, subrayando así su capacidad tecnológica para desafiar incluso a las defensas más avanzadas.
Expansión militar israelí: reservistas llamados a filas
El ataque coincide con una escalada militar inminente en Gaza. Horas después del impacto cerca del aeropuerto, el ejército israelí comenzó a movilizar a decenas de miles de reservistas para preparar una expansión significativa de sus operaciones contra Hamás en la Franja de Gaza.
El gabinete de seguridad se reunió para votar una ampliación ofensiva que podría marcar un punto de inflexión:
- Tres divisiones ya operan dentro de Gaza.
- El objetivo declarado es aumentar la presión sobre Hamás para forzar un acuerdo sobre los rehenes restantes.
- Las nuevas operaciones se centrarán en zonas donde hasta ahora no había presencia militar sostenida.
El ejército ha dejado claro que prioriza la liberación de los 59 rehenes aún retenidos —según datos oficiales— aunque reconoce que muchos podrían haber fallecido ya durante los intensos combates.
Repercusiones regionales e internacionales
La combinación entre vulnerabilidad interna —expuesta por el misil hutí— y endurecimiento militar hacia Gaza aumenta significativamente el riesgo de una escalada mayor:
- Los países vecinos observan con inquietud cómo Israel responde tanto al desafío hutí como a Hamás.
- Estados Unidos mantiene su respaldo pero enfrenta límites evidentes para contener simultáneamente varias amenazas regionales.
- La población civil israelí experimenta un clima creciente de ansiedad e incertidumbre ante posibles nuevos ataques sobre infraestructuras críticas.
El incidente también obliga a revisar estrategias defensivas y diplomáticas. La coordinación entre Tel Aviv y Washington será clave en las próximas semanas tanto para mejorar los sistemas antimisiles como para intentar evitar una conflagración regional más amplia.
Perspectivas: ¿hacia dónde avanza el conflicto?
A corto plazo, se espera una respuesta militar israelí directa contra objetivos hutíes en Yemen. Paralelamente, la expansión ofensiva dentro de Gaza anticipa semanas difíciles tanto para combatientes como para civiles atrapados entre dos fuegos.
En palabras sencillas: la reciente incapacidad para interceptar un misil crucial ha dejado claro que ningún sistema es infalible. La región entra así en una nueva fase marcada por la imprevisibilidad, donde cada actor mide sus movimientos con cautela pero sin descartar nuevas sorpresas. Mientras tanto, miles de familias —tanto en Israel como en Gaza— viven bajo la sombra persistente del próximo ataque.
