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Luis Ventoso, perfecto conocedor de los esfuerzos del fundador de Inditex por hacer cada vez más grande su imperio y por poder dar trabajo a más de 50.000 personas, le hace este 2 de noviembre de 2019 un traje a medida al ‘bocachancla’ de Pablo Iglesias por sus críticas e insultos en ‘El Hormiguero‘ (Antena 3) hacia Amancio Ortega:
Muchas décadas antes de que yo accediese al privilegio de escribir en los periódicos, mi padre apareció una mañana en portada del diario local. Él y su tripulación habían arribado ilesos a La Coruña tras naufragar durante un temporal en las aguas inclementes del Gran Sol. Arrancaban los sesenta, el pesquero se llamaba el «Monte Jaján» y era todavía de madera. Un golpe de mar destrozó la precaria embarcación y la echó a pique. Mi padre, el jovencísimo patrón, ató a sus marineros a unos tablones y cumpliendo con las honorables leyes del mar fue el último en saltar. Existo de chiripa, pues estadísticamente deberían haber muerto todos ahogados. Pero sucedió un milagro. Cuando ya estaban al borde de la hipotermia pasó otro pesquero gallego, el «Espenuca», y los rescató in extremis.
Cuenta como con cierta vergüenza lo que le decía a sus compañeros universitarios cuando le preguntaban de dónde era la ropa que usaba:
Mi padre era un chalado de la lectura, que en cada marea se llevaba bolsas llenas de libros y en tierra compraba tres y hasta cuatro periódicos. Su obsesión era que recibiésemos una buena educación. Hizo dinero cartografiando con su primitivo «sonar» los caladeros de la montaña submarina de Porcupine y nos mandó a mis hermanos y a mi a estudiar a la Universidad de Navarra, pues había leído sobre su calidad. Cuando vivíamos en Pamplona sucedía algo curioso. A veces a nuestros compañeros de clase les llamaba la atención alguna prenda que vestíamos y nos preguntaban dónde la habíamos comprado. «Es de Zara», respondíamos, un poco avergonzados de confesar que en realidad era ropa de una cadena local de moda barata. «¿Zara?». La marca les resultaba desconocida, porque se trataba todavía de un pequeño secreto circunscrito a Galicia y León: moda de último diseño a precios asequibles.
Destaca cómo surgió la idea que estalló en la cabeza de Amancio Ortega:
La idea, que luego se reveló genial, la había tenido el hijo de un ferroviario, un muchacho que había comenzado a trabajar a los 14 años como mozo en una camisería. Luego fue dependiente en una tienda local de moda y comenzó a rumiar su plan: crear y vender su propia ropa. Primero, batas de casa. Luego, todo. La fórmula triunfó a nivel local. Más tarde, también en toda España; y se hizo una pregunta: «Si esto funciona aquí, ¿por qué no en otros países?».
Enumera los logros conseguidos por la empresa de este modesto empresario gallego:
El resultado es Inditex, que mantiene 50.000 empleos y aporta un dineral a Hacienda en impuestos. El hijo del ferroviario es hoy uno de los cinco hombre más ricos del planeta. Hace vida discreta y nunca se le ha subido el pavo. Sigue pasándose por la fábrica de Arteixo para ojear las colecciones de mujer, hace un poco tertulia con sus amigos en el Náutico, se da un paseo… Nunca se ha ido de su ciudad, para la que ha supuesto una bendición, el pulmón económico que la ha vuelto moderna y pujante. En últimos años ha desarrollado además una importante veta filantrópica, con la construcción de residencias de ancianos y la donación de aparatos médicos punteros.
Y le recuerda a Iglesias lo obvio:
Iglesias inició su campaña en «El Hormiguero», vendiéndole motos a Pablo ídem. Allí tachó a Ortega de «señorito» y lo puso verde. Es la aportación de un tipo que no ha pegado chapa en una empresa, que disfruta del Galapagar Palace por herencia de su suegro y que no ha creado nunca un empleo. ¿Quién es el señorito?