El informe “Juventud en España 2024”

El TikTok en España es de derechas y sacude a Sánchez y a los progres hasta en el velo del paladar

El discurso rompedor y contestatario de la derecha conquista a los chavales y deja a Sánchez y la izquierda sin relato creible

Tik Tok
Tik Tok. PD

Entrar en TikTok en España es como meterse en un bar de barrio donde nadie teme decir lo que piensa, aunque eso incomode al poder. La plataforma, con 23,4 millones de usuarios mensuales en nuestro país y una media de uso que supera los 90 minutos diarios, ha pasado de ser el refugio del baile viral a convertirse en el escenario principal del debate político juvenil. Aquí, lo punk ya no es llevar cresta ni romper guitarras: lo punk ahora es votar a Vox y criticar la agenda woke.

El último informe “Juventud en España 2024” lo confirma: los jóvenes españoles, especialmente los varones, están virando hacia posiciones conservadoras y nacionalistas, un fenómeno inédito tras décadas en las que la izquierda era casi religión generacional.

Este cambio tiene algo de insurrección digital. El discurso “punk” de la derecha —desobediente, irreverente y provocador— seduce a una juventud que se siente estafada por el sistema liberal-progresista.

Las causas son tan concretas como contundentes: falta de libertad para construir un futuro, precariedad laboral y el muro woke que les dice “no tendrás nada y serás feliz” mientras ellos prefieren rebelarse y soñar con ser propietarios.

La jungla informativa: adiós televisión, hola “feed” personalizado

El cambio no es solo ideológico; es también mediático. Los chavales han abandonado la televisión y la radio como fuentes de información. Ahora viven en una jungla informativa sin control, donde cada uno construye su propio relato a golpe de scroll. TikTok, gracias a su algoritmo, personaliza el contenido hasta el extremo y crea microcomunidades con discursos ideológicos intensos y fragmentados. La derecha ha sabido aprovechar esta fragmentación mejor que nadie. Ha entendido que los jóvenes quieren autenticidad, memes políticos afilados y mensajes directos —no boletines institucionales ni tertulias llenas de expertos.

La brecha generacional se ha hecho abismo: hijos y nietos se informan por canales completamente distintos a los de padres y abuelos. Lo que antes era una conversación familiar sobre política ahora es una batalla diaria en el feed de TikTok. La izquierda tradicional acusa el golpe; su relato institucional se difumina frente al humor ácido y la irreverencia del discurso punk derechista.

Rebeldía contra el poder establecido

La agenda progresista —feminismo, multiculturalismo, derechos LGTBIQ+— ha pasado de inspirar al desencanto entre muchos jóvenes. Los hombres jóvenes duplican el voto a la derecha nacionalista respecto a las mujeres, según los últimos análisis sociológicos. Se sienten señalados por las políticas woke, descolocados por los discursos inclusivos y poco representados por quienes dominan la política tradicional.

El fenómeno no es exclusivo de España. Jair Bolsonaro en Brasil fue pionero al saltar la valla mediática tradicional para hacer campaña directamente en redes sociales cuando le cerraron la puerta en TV. Javier Milei o Vox han replicado esa estrategia con éxito arrollador entre las nuevas generaciones españolas. En este ecosistema digital, la irreverencia punk ya no es patrimonio exclusivo de la izquierda antisistema; ahora la derecha agita el tablero contra un establishment percibido como restrictivo.

El algoritmo como agitador político

TikTok no solo da voz; amplifica tendencias. El algoritmo premia lo polémico y viraliza los mensajes contestatarios. Los contenidos políticos que mejor funcionan suelen mezclar humor, indignación y una pizca de trolling político; ingredientes perfectos para una generación cansada del sermón institucional. Los creadores más influyentes —como Vito Quiles o Dani Desokupa— aprovechan este clima para lanzar sus dardos contra el Gobierno y descolocar a Pedro Sánchez hasta en el mismísimo velo del paladar.

Las marcas también han detectado este giro ideológico: han adaptado campañas para conectar con las preocupaciones reales de los jóvenes —precariedad laboral, acceso a vivienda, rechazo al relato progresista dominante— porque saben que aquí se juega buena parte del futuro social y económico del país.

Perspectivas de futuro: ¿una juventud desencantada o creativa?

A día de hoy, 6 de septiembre de 2025, la batalla por el relato juvenil está más abierta que nunca. La Ley de Servicios Digitales (DSA) impone transparencia pero no frena el auge del contenido contestatario ni limita la creatividad política digital. La polarización crece al ritmo del scroll; los jóvenes se sienten protagonistas de su propio relato histórico.

En este nuevo escenario, ser joven ya no significa automáticamente ser progresista. Ahora lo disruptivo es desafiar al poder establecido desde posiciones conservadoras o nacionalistas. La rebeldía ha cambiado de camiseta pero mantiene intacto su espíritu contestatario.

La pregunta que queda en el aire es si esta generación logrará transformar su indignación digital en cambios reales o si TikTok será solo el ring donde se libra una batalla infinita por la atención. Lo cierto es que mientras Sánchez busca muros institucionales para contener el auge derechista juvenil, TikTok sigue construyendo puentes hacia un futuro donde lo punk puede llevar corbata y lo rebelde vota a Vox.

Como diría aquel meme viral: “Si esto es ser facha punk, que no me despierten”.

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