Alfonso Ussía, una de las figuras más emblemáticas del periodismo español actual, ha fallecido a los 77 años en su hogar de Ruiloba, Cantabria.
Su partida marca el cierre de una etapa en la que el columnismo se entrelazaba con la sátira, el compromiso y una defensa inquebrantable de sus ideales, especialmente hacia la Corona y su país. Su estilo, siempre afilado y lleno de ironía, se convirtió en un referente para múltiples generaciones de lectores y colegas. Su legado continúa vivo en publicaciones como ABC, El Debate, La Razón y Periodista Digital, donde mantuvo su labor hasta prácticamente el final de sus días.
En nuestro medio publicó varios de sus magistrales artículos de opinión en el año 2020, los pueden revisitar aquí.
En el diario digital El Debate se exhibía cada día en los últimos tiempos. Tal y como cuentan, nunca le faltó la audacia, incluso cuando en sus últimos días no podía teclear en el ordenador y dictaba los textos a su hija. Hace obituario y lo cuenta Ramón Pérez-Maura:
«Recuerdo una desagradable conversación que tuvo él con el director de ABC en mi despacho del diario. Las amenazas terroristas sobre su persona crecían y él pedía protección a costa del periódico. El director le decía que iba a pedir al Ministerio del Interior que se hiciese cargo de su seguridad y Alfonso se negaba. Decía que tenía que ser el diario para el que trabajaba y que ganaba dinero con sus artículos el que se hiciese cargo de las amenazas que le generaba lo que publicaba en el periódico. Era cuestión de principios».
Nacido en Madrid en 1948, Alfonso Ussía creció en un entorno familiar profundamente arraigado en la literatura y la política. Nieto del célebre dramaturgo Pedro Muñoz Seca, heredó tanto su talento para escribir como un firme compromiso con valores conservadores y monárquicos que defendió abiertamente. Su trayectoria comenzó en la poesía satírica antes de labrarse un nombre como columnista, donde destacó por su estilo directo, mordaz y muchas veces controvertido. A lo largo de su carrera colaboró con numerosos medios, incluyendo Diario 16, Ya, Época, Tiempo, además de tener una notable presencia en radio y televisión con intervenciones en COPE, Onda Cero y Antena 3.
Su escritura fue más que un simple ejercicio literario; se trató también de un acto de resistencia y valentía. Ussía nunca esquivó las polémicas ni las repercusiones de sus críticas, llegando incluso a enfrentarse a procesos judiciales a causa de sus versos y columnas. Su humor ácido y opiniones contundentes le generaron enemistades pero también le otorgaron galardones como el González Ruano y el Mariano de Cavia, reconocimientos destacados dentro del periodismo español. Además, recibió distinciones como la Gran Cruz del Mérito Naval y la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid, reflejando así su vinculación con las Fuerzas Armadas y la Corona.
Columnista en Periodista Digital
Su última colaboración fue con El Debate, como contamos, medio al que aportó entusiasmo renovado hasta su último día y desde su fundación, pero también en Periodista Digital tenemos el honor de haberle tenido como columnista en un periodo tan convulso como fue el pandémico año 2020.
Nos fijamos en este punto en uno de sus últimos artículos publicados en este medio, titulado ‘Identidad sentida’ y que hacía un descalabro de algo que aún hoy un lustro después sigue muy de moda por todos los problemas que ocasiona, la Ley Trans:
De aprobarse la Ley, me presentaré en una oficina del Estado para proceder a una “Declaración de Identidad Sentida”, con el fin de cumplir con la ilusión de toda mi vida.
Llamarme por unos pocos días Juana Lorenza. Tres días más tarde, rectificaré mi Declaración y volveré a llamarme Alfonso, Ildefonso o Alonso, que es lo mismo.
Pero tampoco es original lo de las tontas y obsesas de ese Ministerio. En 1959, en pleno franquismo, ya existía la fórmula.
La utilizó en la Comisaría de Buenavista, sita en la calle de Velázquez de Madrid, don Ramón De la Polla Grande. En este caso, la “Declaración de Identidad Sentida” estaba más que justificada. De ahí se trasladó su expediente al Ministerio de Justicia, y la respuesta oficial fue admitida.
En la actualidad se llama Fernando Luis De la Polla Grande. No le gustaba llamarse Ramón.
Y la tonta mala no había nacido.
Cuando entró a formar parte del medio dirigido por Alfonso Rojo nos dejó esta entrevista telefónica:
Entrevista a Alfonso Ussía tras fichar por Periodista Digital: «En tiempos de Franco los periodistas eran mucho más valientes que ahora».
Autor de más de 50 libros
Además de ser un destacado periodista, Ussía fue un autor prolífico. Publicó más de 50 libros, entre ellos la serie sobre el marqués de Sotoancho que fusionaba humor con crítica social, así como obras de poesía satírica que le aseguraron un lugar preeminente en la literatura contemporánea española. Su producción literaria a menudo autoparódica reflejó los matices sociales de España durante su época, especialmente las contradicciones presentes en las clases altas.
Su personalidad e estilo se inscriben dentro de una rica tradición literaria que evoca a autores como Jardiel Poncela o Pedro Muñoz Seca; todo ello aderezado con un toque crítico que desafiaba lo políticamente correcto. Se le podría considerar un escritor «aristopopular», capaz de conectar con audiencias diversas sin renunciar a sus convicciones ni a su esencia.
Alfonso Ussía deja tras él un periodismo que fue mucho más que información: fue una voz crítica, libre y comprometida que se mantuvo firme ante las adversidades y defendió siempre la libertad de expresión sin reservas. Su legado perdura tanto en las páginas impresas como en la memoria colectiva del periodismo español; su nombre será recordado como sinónimo de ingenio y coraje.
En lo personal, su vida estuvo marcada por el cariño hacia su familia, a quienes siempre defendió fervientemente. Pasó sus últimos años rodeado por ellos en Cantabria tras vender su hogar en Chamberí. Estuvo casado con Pili Hornedo Muguiro y fue padre y abuelo; siempre acompañado por quienes le apoyaron hasta el final.
Alfonso Ussía se despide dejando atrás un legado donde su escritura permanecerá como testimonio vivo del periodismo basado en principios sólidos, humor agudo y compromiso con España.
