Un millón de pisos vacíos y 300.000 familias desahuciadas. Algo no cuadra en las cuentas de las viviendas españolas. La crisis del ladrillo se llevó por delante al propio Ministerio de la Vivienda (ahora bajo Fomento). Y ha despertado un entramado de rentables desajustes entre inmobiliarias y bancos que ha dejado a buena parte de la población consciente de su inconsciencia al aventurarse a firmar una hipoteca que nunca debieron contratar …
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