Mal día este 25 de junio de 2025 para Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno socialcomunista pensó que era un buen negocio escapar de la habitual paliza que suele ser para él la sesión de control en el Congreso de los Diputados y, de paso, poder hacerse fotos de oportunidad en la cumbre de la OTAN.
Pero la jugada le salió más que regulera.
Al inquilino de La Moncloa, después de la esperpéntica rueda de prensa del 22 de junio de 2025 donde compareció con una sala de prensa huérfana de periodistas tratando de vender que la OTAN le había dado el plácet a no tener que llegar al 5% del PIB en materia de defensa, le esperaron con la guadaña del desprecio.
Prácticamente nadie quiso hacerse la foto con el presidente español y mucho menos acercarse a él.
Tanto fue así que él se vio obligado a forzar encuentros casuales con algunos mandatarios para intentar evitar esa imagen de orfandad.
Y encima, desde La Haya, se fue enterando del auténtico repaso que dieron a su Gobierno en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo.
Desde la petición de imputación a Bolaños, el titular de Justicia, a todo el escandalazo de las ‘amigas’ de Ábalos y Koldo, pasando por la ‘decapitación’ política de Santos Cerdán, el pleno en la Cámara Baja se convirtió en un festival de la lapidación del Gobierno Sánchez.
Lo peor de todo es que el propio Ejecutivo sanchista ya no sabe cuál será el próximo escándalo que estalle, quizá incluso ni hace falta esperar a mañana. Tal vez dentro de unas horas.