Si alguien preguntara cuál es el tema predominante en las columnas de la prensa de papel de este 14 de diciembre de 2012, la respuesta sería que ninguno. Prácticamente cada columnista escribe sobre un asunto diferente, como si nada de lo ocurrido durante las anteriores 48 horas fuera capaz de inspirar a las musas de varios de ellos al mismo tiempo. La única excepción es El Mundo, donde varias de sus firmas escriben sobre la información principal de la portada de dicho rotativo el día anterior: las declaraciones de De la Rosa sobre las cuentas en paraísos fiscales de Jordi Pujol.
Por retomar un tema que ya hemos tratando en otras ocasiones en nuestro repaso diario a las columnas de opinión, hablemos del último personajes que en España ha tenido a bien banalizar el Holocausto al hacer comparaciones fuera de lugar: el socialista Paco Vázquez —Paco Vázquez: «No hay diferencia entre un judío perseguido por los nazis y un niño catalán castigado por hablar español–.
José M. Guardia comenta en su blog, el excelente Barcepundit, que según matizan desde La Voz de Barcelona, «por lo visto quiso decir que en los colegios catalanes se marca a los niños que hablan castellano igual que se marcaba a los niños judíos con una estrella amarilla». Añade a continuación un comentario muy acertado —¿Pero es que nos estamos volviendo todos locos, o qué?–:
Poca matización me parece a mi: lo esencial es lo que les pasaba a los niños judíos marcados después. Es impresentable sugerir que eso mismo ocurre a los niños catalanes, salvo que crea que esto es un colegio catalán, esto una orla de una clase, y esto un grupo de niños catalanes haciendo la siesta.
Y se preguntará usted, querido lector, por qué hemos arrancado con esta cuestión y no con alguna columna del papel. Pues porque está relacionado con la primera que vamos a comentar, publicada en el periódico del Conde de Godó y Grande de España. Escribe Pilar Rahola en La Vanguardia «Esto es Matrix», texto dedicado al desbarre de Paco Vázquez.
Describe al gallego en los siguientes términos:
En las épocas que era alcalde ya era un hombre bastante pintoresco, militante del Partido Socialista, pero tan amado por los populares que parecía la versión gallega de José Bono.
Añade:
Y para remachar la comparativa, Vázquez ha emulado a su colega Bono volviendo a repetir la infamia contra catalanes y judíos que representa el uso del nazismo para criticar la identidad catalana.
Podríamos matizar que a quien ha comparado con los nazis no ha sido a los catalanes, sólo a una parte de ellos. Los niños que hablan castellano pueden ser tan catalanes como quienes les imponen que lo hagan. Pero, dejando a un lado ese matiz, la indignación del Rahola está más que justificada. Ni los más radicales nacionalistas catalanes son comparables con los nacionalsocialistas ni el castigo a quienes hablan en la lengua de Cervantes es equiparable a la estrella amarilla. Como dice Guardia en el texto que reseñamos más arriba, la diferencia fundamental es lo que les ocurría a los niños judíos después. En Cataluña no se envía a nadie a cámaras de gas.
Hubiéramos agradecido, eso sí, que Rahola hubiera dedicado unas palabras a los diputados de ERC. Como señalaba este humilde lector de columnas, con sus carteles de «Keep calm…» los representantes del nacionalismo de izquierdas estaban comparando al Gobierno español con los nazis. Eso también es canalización y debe ser igualmente condenada. Sentimos pena, no es ironía, al ver que que acertamos al predecir que la columnista de La Vanguardia no iba a protestar contra los de Esquerra —El País exige la cabeza de Montoro después de que el ministro diga que algunos medios de comunicación «tienen importantísimas deudas con Hacienda»–.
Saltemos ahora a Madrid, pero para seguir hablando sobre Cataluña. En concreto, sobre su televisión pública. David Trueba publica en El País una columna titulada Bestiario. A estas alturas, ya se podrán imaginar que está dedicado al programa del Canal 33 (de TV3) en el que un gafapastas disparaba divertido contra unos paneles en los que estaban dibujados el Rey y Salvador Sostres.
Describe al programa en los siguientes términos:
Titularlo ‘Bestario Ilustrado’ ya era reconocer que quería practicar la leptidorología con personas. De Risto Mejide a Albert Pla pasando por Martina Klein, al invitado-tipo, necesariamente dotado de un grado chic, se le proponía una larga jornada de convivencia, con un escenario que ayudara a enmarcarlo o al menos a motivarlo.
Reconce que el tema de los disparos les costó «la bien merecida crítica general», pero poco más. De hecho, hasta les presenta hasta cierto punto como víctimas:
Cayó en periodo electoral, tiempo de arenas movedizas. Nadie, ni siquiera ellos mismos, creo que piensen que acertaron con la gracia, que tenía más de bestia que de bestiario, en un tiempo donde es más inteligente moderar la agresividad que atizarla.
Termina con un elogio y pide su vuelta a la parrilla televisiva:
Un programa de televisión puede cometer errores y debe asumirlos, y evitar el colegueo, habitual enemigo del rigor. Pero la mala televisión ni se mete en problemas, ni se equivoca, ni indigna a nadie. Es inane, estúpida y prescindible. Por eso rescatar el programa me parece urgente y racional. Habremos aprendido algo sobre los límites, pero recuperaremos calidad. Eso que a nadie parece importarle y de lo que no andamos nada sobrados.
Habría que preguntar a Trueba que si el dibujo sobre el que disparaban no hubiera sido el de Sostres sino el suyo sería tan clemente y seguiría considerando que Bestiari es calidad.
EL PSOE, «EN MANOS DE FRIKIS»
Pasamos ahora a ABC, para fijarnos en un texto de uno de los columnistas favoritos de este humilde lector de columnas –con esta confesión, acabamos de ingresar en la nómina de los indeseables para El Intermedio de laSexta–, Hermann Tertsch. Ha publicado El entierro de unas siglas, dedicado al principal partido de la oposición:
EL Partido Socialista Obrero Español está hecha un asco. Él mismo se autodiagnostica a diario últimamente dicho estado deplorable. Lo hacen todos sus dirigentes, sus diversas corrientes y posibles o presuntos candidatos al liderazgo en un futuro lleno de incertidumbres.
Retrata la forma de gobernar que caracterizó a Zapatero y los suyos:
Se trataba de establecer un nuevo sistema político «progresista» en el que la izquierda, en alianza estratégica con los regímenes en las regiones dominadas por los nacionalismos, dispusiera con una mayoría permanente y estable en el Congreso de los Diputados. El naufragio estrepitoso de este proyecto llegó cuando Europa reaccionó a la ocultación de la crisis por el Gobierno de España con la imposición de las primeras medidas en mayo de 2010.
Describe los efectos de sus políticas sobre el propio PSOE:
Los comunistas de Izquierda Unida, cada vez más alejados de la Constitución, le arrebatan el voto radical. UPyD, con una oposición de centroizquierda nacional y efectista, le quita un voto moderado, harto de la complicidad del PSOE con política contra el propio concepto de España.
Añade:
Tienen razón quienes se preocupan porque creen necesaria una izquierda sólida y democrática en España. Es imprescindible. Lo que no está claro es que tenga que ser el PSOE. Quizás no deba serlo.
Concluye en términos muy duros:
Ahora, cuando la justicia poética o histórica ha convertido al PSOE en la escombrera en que éste convirtió España, sería iluso pensar que la refundación la van a hacer Rubalcaba o Chacón, dos de los principales responsables de la tragedia nacional vivida en dos legislaturas. Quizás salga alguien del PSOE. Quizás no. Quizás sea hora de enterrar unas siglas ya inseparables de la guerra y del zapaterismo. La izquierda española no puede estar en manos de frikis que aún cuestionan el capitalismo o la ley de la gravedad como si fueran un club indigenista. Quizás con otro nombre por fin le surjan a la izquierda española ideas y personas de relevancia.
PUJOL Y DE LA ROSA
Como decíamos al arrancar este ‘Alfiando columnas’, son varias las columnas en El Mundo dedicadas a los pasados servicios, según la declaración del empresario, de Javier de la Rosa a Jordi Pujol. Nos quedamos con dos de esos artículos. Federico Jiménez Losantos firma De la Rosa y el puño:
Comenta que, tras las declaraciones del empresario:
Tal vez el fiscal de Barcelona, que de manera tan norcoreana atacó las revelaciones de EL MUNDO sobre las cuentas suizas de los Pujol y Mas, vea ahora lo que no quiso o supo ver en vísperas electorales, lo que el todopoderoso sempiterno Jordi Pujol Soley sí vio y, según la denuncia le llevó a acusar a Javier de la Rosa de filtrar los datos a la Udef. Temor justificado si, según la confesión de De la Rosa, él mismo acompañó al entonces presidente de la Generalidad de Cataluña para montar en la banca Lombard ese suntuoso pesebre para el oro, el incienso y la mirra de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92.
Para el turolense, la detención de dirigentes del PSC ha sido clave para que De la Rosa se decida a confesar:
Cuando el «Empresario Modelo de Cataluña» según definió a De la Rosa en la inauguración de Port Aventura el propio Pujol, vio a los mozos de escuadra del Gobierno de Convergencia detener, con absoluto desprecio por sus derechos como aforado, al secretario general del PSC, comprendió que las amenazas del puño pujoliano iban en serio. Y que en el proceso de independencia emprendido por Cataluña bajo su égida, hay testigos incómodos que pueden sufrir muchas y graves incomodidades. Mejor hablar ahora que callar para siempre.
Pedro G. Guartano recurre en De aquellos polvos, estos lodos a todo un nobel de literatura como recurso estilístico:
El maestro Vargas Llosa se preguntaba en Conversación en La Catedral cuándo empezó a joderse Perú. No tengo respuesta para tal interrogante, pero sí que sé que España se empezó a joder cuando personajes como Javier de la Rosa y Mario Conde se convirtieron en los máximos referentes sociales a finales de los años 80. De aquellos polvos vienen, sin duda, estos lodos.
Fue la etapa en la que pudimos escuchar al ministro de Economía que España era el país del mundo donde era más fácil dar un pelotazo. Y decía la verdad. Cientos de empresarios se lanzaron a vender sus fábricas a las multinacionales europeas, mientras se glorificaba la ingeniería financiera o, dicho con otras palabras, la especulación pura y dura.
Recurre también a sus vivencias personales, para retratar al personaje central de su artículo:
No he sido el único periodista que escuchó a De la Rosa jactarse en aquellos años de que tenía en nómina a buena parte de la clase política de Barcelona y de Madrid. Y tampoco fui el único al que amenazó y espió por no plegarse a sus conveniencias.
Concluye:
Aquello ya es historia, pero tiene el interés de que la situación en la que estamos ahora se empezó a gestar hace más de 20 años, cuando se despreciaba la cultura del esfuerzo y se adoraba a a ídolos de cartón como De la Rosa y Conde.
Todos los males del presente vienen de la ceguera de aquella época en la que España descubrió el capitalismo especulativo que encarnaban estos dos señores, carne de presidio, que ponían una vela a Dios, por si acaso, y otras diez al diablo. Fue entonces, Zavalita, cuando se jodió este bendito país.