Cada acto o declaración suyos son cubiertos generosamente. Se suceden larguísimas entrevistas con él o ella o los subalternos
«Que el mundo esté plagado de individuos insatisfechos a los que nunca nada les parece bien, y sobre todo, nunca les parece bastante. Como nada les parece bastante, tampoco tienen nada nunca que agradecer«. Así define el escritor y columnista Javier Marías el episodio protagonizado hace unas semanas por Pablo Iglesias con Antonio García Ferreras, donde el líder de Podemos pintó la cara al ‘jefe’ del canal que en el pasado parecía ser su benefactor.–Momento patético en LaSextaTV: Iglesias acusa a gritos a Ferreras de «proteger» a Eduardo Inda aún sabiendo «que sus informaciones son falsas»—
Durante la reciente campaña le dio por denunciar y atacar a los medios de comunicación, a los que acusó de estar sometidos a accionistas, empresarios, políticos y banqueros.
Los medios privados suelen tener accionistas y dueños, como es natural: por eso son privados y no estatales. Cada uno es libre de contratar a los colaboradores que desee, por su calidad, por su afinidad ideológica o intelectual, también por su rentabilidad: si alguien es muy visto o leído y crea controversia, seguramente compensa contar con su presencia o su firma, independientemente de la afinidad
Recuerda el columnista de EPS este domingo 5 de mayo de 2019 que fue precisamente laSexta quién impulsó a Iglesias y sus cuates cuando no eran tan conocidos:–La guerra entre Ferreras y Pablo Iglesias se pone al rojo vivo: el podemita le mete desde Antena3 y el director de laSexta responde con todo—
Durante todos los años de existencia de Podemos, esta formación ha tenido a su servicio, como caja de resonancia, como altavoz, a una cadena televisiva, la Sexta. Todavía es así.
Da la impresión de que los responsables de sus informativos dispongan de teléfono rojo o línea permanente con Iglesias, su pareja y demás acólitos. Uno cae en esa cadena y es raro el momento en que no estén en pantalla uno o varios de ellos, con preferencia por el caudillo.
Cada acto o declaración suyos son cubiertos generosamente. Se suceden larguísimas entrevistas con él o ella o los subalternos
Pero fue tal la bronca que le echó Iglesias a Ferreras, que no pasó desapercibida para casi nadie:–«No me hagáis esto»: el quejido de un patético García Ferreras en plena entrevista con Pablo Iglesias—
Iglesias no se limitó a arremeter contra los medios, sino que señaló, entre otros, a Atresmedia, a la que pertenece precisamente la Sexta.
Algunos profesionales de esta cadena se le revolvieron, con razón, y, con palabras más suaves, lo tildaron de ingrato. A lo que Iglesias respondió muy desahogado y crecido que él no tenía nada que agradecerles, que algún provecho habrían sacado ellos de su presencia -escandalosamente continua- en sus pantallas
Finaliza con esta reflexión:
Si alguien se porta bien conmigo o me ayuda, es porque eso le beneficia, porque yo hago subir las audiencias. Hay estudios que demuestran que, al menos hoy, es al contrario: cuando aparece Iglesias en la Sexta, muchos espectadores se van a otro canal. Pero a la gente así no se la convence con la realidad.
«Hoy es frecuente esta actitud, la comparte un porcentaje alto de la sociedad, aquejado de un señoritismo subido.
Demasiada gente se cree única o que lo suyo merece prioridad. Y que jamás hay que dar las gracias por nada, claro está».