Osada es la ignorancia, que dice un viejo refrán español.
Y si se complementa eso con que no hay nada más peligroso que un tonto, lo tenemos todo.
El socialismo español nunca ha sido ajeno a las batallas internas, pero lo ocurrido en los últimos días lleva el enfrentamiento generacional y político a un nuevo clímax.
Tras el esperado aval del Tribunal Constitucional a la ley de amnistía, Pedro Sánchez y su círculo han recibido la decisión con una satisfacción tan próxima a la euforia que algunos ya hablan de “renovación histórica” en Ferraz.
La dirección socialista no ha tardado en sacar pecho, convencida de que el fallo respalda su apuesta por la “normalidad política” en Cataluña y legitima su estrategia para consolidar el mandato actual.
En paralelo a esta celebración, se ha producido un encontronazo público entre Patxi López, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, y Felipe González, expresidente del Gobierno y figura icónica del PSOE.
El primero ha lanzado un mensaje inequívoco al segundo: si no comparte las decisiones del partido, puede marcharse.
La frase, pronunciada casi con displicencia, ha encendido aún más los ánimos en un partido que parece vivir en dos tiempos históricos enfrentados.
¿Has escuchado al inefable Patxi López mandando callar a Felipe González? Eso es lo que tenemos, un país maravilloso lleno de mierda. Hay que limpiar, y rápido. https://t.co/Uz7ZIlcX5i
— Abel el Malo 🇪🇸 (@AbelDomiR) June 26, 2025
El Tribunal Constitucional, amparo y pólvora
La sentencia del Tribunal Constitucional —aprobada por seis votos frente a cuatro— avala “todos los aspectos nucleares” de la ley de amnistía impulsada por el marido de Begoña.
El fallo sostiene que la norma sirve al interés público al facilitar la normalización política en Cataluña sin vulnerar la Constitución.
La mayoría sanchista que domina actualmente el tribunal ha sido clave para rechazar los recursos presentados por el PP y otros actores críticos con la medida.
Desde la dirección federal del PSOE se interpreta este aval como una victoria indiscutible y un espaldarazo al liderazgo de Sánchez.
Las declaraciones oficiales insisten en que “la ley es plenamente constitucional”, y se insta a los partidos de la derecha a respetar el dictamen del TC como intérprete supremo de la Carta Magna.
Mientras tanto, desde sectores críticos —y especialmente desde figuras históricas como Felipe González— se mantiene una oposición frontal. El expresidente ha calificado la amnistía como un “acto de corrupción política” y ha advertido que no volverá a votar al PSOE mientras Sánchez siga al frente.
Patxi López contra González: del desencuentro ideológico al choque generacional
El episodio protagonizado por Patxi López no es menor ni anecdótico. Su respuesta directa a González —invitándole abiertamente a abandonar el partido si sus principios no encajan con los actuales— revela mucho más que una discrepancia puntual. Representa la ruptura generacional e ideológica dentro del socialismo español: los jóvenes turcos alineados con Sánchez frente a los viejos barones nostálgicos de una etapa dorada pero ya superada.
La polémica se agrava cuando se repasan las trayectorias personales. Patxi López, conocido por sus dificultades académicas —nunca terminó sus estudios universitarios— y por su estilo directo pero poco dado a profundidades doctrinales, ha sido objeto frecuente de bromas sobre su “incultura política” o su escaso bagaje intelectual. En redes sociales y tertulias políticas se recuerda una anécdota recurrente: López llegó a ser presidente del Congreso sin haber superado ni media docena de asignaturas universitarias. Esta falta de formación formal contrasta con el perfil intelectual y político de González, abogado laboralista y artífice de buena parte de la modernización española desde 1982.
Pero las carencias académicas no han impedido a López convertirse en uno de los hombres fuertes del sanchismo. De hecho, su papel es clave como escudero mediático: es quien sale al paso cada vez que hay que defender lo indefendible o atizar al pasado incómodo.
El PSOE actual: unidad blindada frente al “ruido” interno
La dirección socialista celebra ahora lo que considera una consolidación definitiva de su modelo: primero fue la moción de censura que llevó a Sánchez al poder; después, los indultos; ahora, la amnistía constitucionalmente blindada. Todo ello pese al desgaste evidente y las grietas abiertas con figuras históricas.
- Pedro Sánchez compareció tras conocerse el fallo constitucional para reivindicar su apuesta por una España plural e inclusiva.
- Miembros destacados del Ejecutivo han reiterado que quienes no compartan este camino tienen “la puerta abierta”, en clara referencia a González.
- En privado, algunos cuadros admiten preocupación por el riesgo de ruptura simbólica con buena parte del electorado tradicional socialista.
El choque entre generaciones va más allá de nombres propios:
- Los jóvenes cargos consideran que “los González” son un lastre para renovar el partido.
- Los veteranos temen una deriva ideológica que acerque peligrosamente al PSOE a posiciones nacionalistas o populistas.
Efectos colaterales: ¿se va o no se va Felipe?
Por ahora, Felipe González sigue siendo militante socialista —al menos sobre el papel—, pero su distanciamiento es cada vez más explícito. Ha dejado claro que no votará más al PSOE mientras Pedro Sánchez lidere el partido, aunque evita dar portazos formales para no regalarle munición simbólica al adversario político.
Este desencuentro llega en un momento delicado:
- El caso Koldo sigue cercando mediáticamente al Gobierno.
- La derecha presiona para aprovechar cualquier fisura interna.
- Vox y PP apuestan por visibilizar la fractura socialista como síntoma terminal.
Frente a esto, Ferraz opta por minimizar el impacto real: consideran irrelevante cualquier nostalgia ochentera frente al capital político actual.
Curiosidades y datos sobre el caso
- Patxi López nunca terminó sus estudios universitarios pese a haber sido presidente autonómico vasco y luego presidente del Congreso.
- En 2016 se hizo viral su confusión sobre conceptos elementales durante debates parlamentarios.
- Felipe González fue presidente durante catorce años seguidos (1982-1996), récord absoluto en democracia española.
- No es la primera vez que un barón histórico amenaza con dejar el partido; Alfonso Guerra o Joaquín Leguina ya lo hicieron antes… pero siempre vuelven.
- Tras el fallo favorable del TC, Puigdemont sigue pendiente de otras causas judiciales: nada cambia aún para él ni para Oriol Junqueras.
- El choque entre generaciones socialistas ya se vivió tras 2011 (derrota de Zapatero) pero nunca fue tan explícito ni tan personal.
En resumen: mientras el PSOE celebra un hito constitucional, viejas glorias como González ven cómo se esfuma “su” partido; y Patxi López demuestra que para ser portavoz socialista basta con tener verbo fácil… aunque sea sin título universitario ni complejos.
