La Liga: un "paraíso fiscal" consentido por millones de españoles ¿indignados...?

El Dépor, en las garras de Hacienda: se asoma al precipicio de la quiebra

Sólo a Hacienda (deudas privadas a parte), los clubes españoles deben casi 800 millones de euros

La Voz de Galicia, el periódico insignia de la ciudad gallega con resaca histórica de fútbol (la Liga 1999-2000, las Copas del Rey 1994-95 y 2001-02 y las Supercopas de España 1995, 2000 y 2002), anunciaba este miércoles 7 de novimiembre de 2012 el embargo de Hacienda de todos los ingresos del Superdepor, el club que expandió la marca de La Coruña por todo el mundo.

Después de Zara, ninguna otra palabra vinculada con la ciudad herculina había resonado en tantas partes del planeta. Pero mientras la obra de Amancio Ortega sigue viento en popa y cada vez más a toda la vela, la obra de César Augusto Lendoiro corre ahora el riesgo de irse a pique.

Le embargan todo el dinero procedente de derechos televisivos, publicidad, taquillas, patrocinios y seguros de descenso y condenan al más oscuro porvenir al mítico club que, apenas hace unos años, deslumbró como un David futbolístico que vencía a cualquier Goliat del balompié nacional y europeo que se le pusiese por delante. ¿Cómo se pagará ahora a los jugadores, a los empleados y a un presidente a sueldo que percibe una media de medio millón de euros al año?

Crónica de un embargo anunciado

Era la crónica de un embargo anunciado, aunque los aficionados deportivistas siempre hayan preferido mirar hacia otra parte. El club renqueaba financieramente desde hacía varios años. Sus socios, ebrios de victorias y deslumbrados por las estrellas rutilantes que habían pisado el césped de Riazor (Bebetos, Mauro Silvas, Djalminhas, Djukics…), auparon a su «milagroso» presidente a los altares, le adoraron como a un Dios y le permitieron convertirse en una rara avis entre los dirigentes del fútbol español: un ejecutivo a sueldo que dejó de vivir el fútbol y decidió «vivir del fútbol». —Lendorio la estrella mejor pagada del Depor

La burbuja futbolística ‘made in Spain’

De aquellos polvos vienen estos lodos. El Depor se ha convertido en el chivo expiatorio más sonado del pinchazo de la burbuja futbolística española, que se mantenía en un segundo plano, agazapada, mientras el país permanecía conmocionado por la destructiva onda expansiva económica y social del estallido de la burbuja inmobiliaria. Una clase política local, autonómica y nacional entregada a la causa, había descubierto la «rentabilidad» de las fotos en los palcos, los posados en las victorias y las solemnes recepciones a los héroes de esplendorosas hazañas sobre la hierba.

Todos los clubes de fútbol españoles, cada uno a su escala, se había convertido en algo más que un club en ciudades, provincias y comunidades autónomas. La Banca y las Cajas de Ahorros les abrían sus grifos; las autoridades locales y autonómicas hacían la vista gorda administrativa; la Hacienda Pública española amagaba pero no daba; y el pueblo, las aficiones, que se iban indignando con casi todo, mantenían una condescendencia con los clubes de sus amores que rayaba en experiencia religiosa los fines de semana.

¡Qué magnífico caldo de cultivo para practicar la impunidad! ¡Que viva er furbo! Recepciones en la Zarzuela, en La Moncloa, en los Ayuntamientos, por las calles de las ciudades de España a los héroes millonarios (libres de impuestos) que han mantenido viva la ancestral tradición de la gobernanza del Panem et circenses.

¿El fútbol está incluido en estado de bienestar?

Bueno, muy bien. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Se irá de rositas César Augusto Lendoiro o caerá sobre él el peso de la ley, como ya les ocurrió a Jesús Gil y Manuel Ruíz de Lopera, procesados y condenados por fraude en la gestión del Atlético de Madrid y del Real Betis? ¿Seguimos recurriendo al subterfugio de la Ley Concursal o empezamos a cortar la gangrena por lo sano? ¿Se pueden soportar los pufos de 27 clubes españoles o se les va a dejar seguir nadando para acabar muriendo en la orilla? ¿Empieza a tratárseles como sociedades anónimas, o sea, como lo que son, o hemos llegado a un estado de enajenación colectiva y se les considera ya parte del estado de bienestar?

-«¡No tengo trabajo, no tengo casa, tengo que acudir a los comedores sociales…! ¿Me van a dejar también sin fútbol?»

El día, quizá no muy lejano, que resuene un lamento de esta naturaleza en cualquier rincón de la geografía española, caeremos en la cuenta de hasta qué punto ha llegado el anunciado proceso de decadencia de occidente.

Los clubes de fútbol españoles le deben a Hacienda alrededor de 800 millones de euros. Hasta ahora el Fisco mantenía una proverbial e insultante paciencia que hacía crecer un sentimiento de agravio en el resto de sociedades anónimas españolas.

Pero la crisis aprieta, Europa presiona y Montoro ha decidido coger el toro por los cuernos. El propio Rajoy (un holligan del fútbol) ya ha anunciado que se acabó la fiesta. Y, políticamente hablando, sería un suicido mantener el Circo sin pan pero produce cierto vértigo arriesgarse a apostar decididamente por el pan sin Circo. Esa es la cuestión durante las primeras horas en las que el Superdepor se mantiene ingresado en la UCI y se vislumbran muchos equipos en la lista de espera.

El «paraíso fiscal» del fútbol español («doping financiero»)

En el aspecto puramente deportivo, de juego limpio, de faire play, equipos como Bayern de Múnich y PSV Eindhoven llevan tiempo quejándose de la política de «manga ancha» que impera en el fútbol español. Se lamentan de que la Liga de las Estrellas juegue con las cartas marcadas, permitiendo fichajes multimillonarios a clubes endeudados hasta las cejas y al borde de la quiebra técnica.

Se empieza a hablar ya de «doping financiero» en el fútbol español, en relación con otras ligas europeas en las que el endeudamiento está perseguido y penado con ejemplares descensos de categoría o la propia desaparición de los clubes morosos.

Sólo el Real Madrid, el equipo de ratio más solvente del planeta futbolístico, mantiene una deuda financiera neta de 170 millones de euros, que supera la deuda total de todos los equipos de la Bundesliga.

Para el fútbol europeo clama al cielo. Para la Europa política e institucional, es una paradoja que un país en el filo de la navaja del Rescate, permita ese frívolo desmasdre fiscal y financiero. La Liga de las Estrellas, elevada a la categoría de bien de Estado, se ha convertido en un «paraíso fiscal» que permite y defiende apasionadamente todo un pueblo fiscalizado hasta las cejas y amenazado con la invasión de los hombres de negro de la Troika.

Spain ya no que sea diferent. Es que es un jeroglífico indescifrable ¡Tanta indignación justificada con algunas cosas; tanta indiferencia injustificable con otras…!

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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