Ana Romero, la periodista de El Mundo a la que Pedrojota Ramírez le ha encargado la difícil tarea de proteger la imagen de la Corona mientras él sacude con la ayuda de Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta a la Infanta y a su marido Iñaki Urdangarín, hace un análisis de la estrategia de comunicación de Zarzuela y del guión escrito por el jefe, Rafael Spottorno.
LAS CLAVES
- Varió la estrategia aplicada el pasado 3 de abril, cuando la Infanta Cristina fue imputada por primera vez por tráfico de influencias. A pesar de la división de opiniones que ha imperado en la Casa respecto a los problemas judiciales de la hija menor del Rey, ESTE se impuso el sentido común.
- El año pasado, no fue exactamente así. Según fuentes de Zarzuela, el criticado comunicado «fue malinterpretado». Esto, en lenguaje llano, quiere decir que la emoción del momento les pudo.
- No sólo Zarzuela, también los responsables políticos se mostraron más comedidos.
- Según fuentes cercanas a Zarzuela, la Reina Sofía es la que más sufre con los problemas judiciales de la Infanta.
- Desde el principio del escándalo, ni Urdangarin ni la Infanta se han sentido apoyados por el equipo del Rey. Algunos lo atribuyen a la «soberbia» de Doña Cristina.
- Gestos dramáticos se esperan pocos. Ninguno como el de diciembre de 2011, cuando Urdangarin fue apartado oficialmente por Spottorno de la agenda. La Infanta ya lo está, aunque sólo sea de hecho.
- Ahí sigue la línea roja entre Doña Cristina y su marido. A él se le apartó dos semanas antes de ser imputado «por su comportamiento no ejemplar». La incomprensible y desmedida ambición del matrimonio los mantiene alejados a los dos del ojo público desde el 12 de octubre de 2011.
