MADRID, 1 (OTR/PRESS)
La pretensión de ambos, en efecto, era que su encuentro de este último miércoles, en el parador de Alarcón, en Cuenca -a medio camino entre Madrid y Valencia- se desarrollara en secreto, pero no fue posible, por el conocimiento popular del presidente del PP y del presidente de la Comunidad Valenciana. Parece que, en todo caso, se trató de un encuentro de interés mutuo, de cinco horas de duración, y del que una y otra parte, Rajoy y Camps, se niegan a hablar incluso a sus colaboradores más próximos.
Dolores de Cospedal confirmaba la existencia de esa amplia conversación de ambos presidentes, pero decía no saber más detalles de la amplia conversación mantenida a la hora del almuerzo y en medio del secreto más cerrado. Pero es evidente que hablaron de qué hacer ahora, qué pasos darán en el PP valenciano, después de las reclamaciones de Dolores de Cospedal, que ha reiterado que sus correligionarios valencianos deben actuar y lo deben hacer pronto, con toda la firmeza y con toda contundencia. «Estamos convencidos de que el PP valenciano tiene que actuar, debe actuar, en el tiempo y forma que determine…»
Es decir, se reitera en el mensaje de hace unos días, cuando se conocieron los datos policiales sobre la muy probable financiación ilegal del PP valenciano -hoy se asegura que también el PP madrileño, tuvo por parte de la Trama Gürtel-. Pero lo que ahora se ha considerado es «el tiempo», después de unas primeras reacciones de los valencianos que permitieron suponer que se resistían a las instrucciones de la calle Génova de Madrid. El mensaje central de Rajoy pudo ser precisamente ése: que será Camps quien madure y determine cuándo y cómo tomar medidas. Algunas versiones periodísticas sostienen que Cospedal habría hecho de «poli malo» y Rajoy de líder conciliador…
Pero sin cambiar el propósito central, dar una respuesta contundente al escándalo. Sobre todo, cuando ya se ha producido una cierta «avalancha» de líderes provinciales y consejeros que exigen que dimita Costa. En ese sentido se habían manifestado en mensaje a Camps Rus, Fabra o Ripoll, barones del PPCV que, en cambio, no piden medidas contra el otro líder valenciano en el ojo del huracán, Rambla. Caerá, por consiguiente Costa, pero cuando lo pacte con Camps, y posiblemente no en solitario, para que no parezca que es el único chivo expiatorio del caso.
Pero en apoyo de esta tesis está ya la decisión de la Fiscalía superior de la Comunidad Valenciana de archivar las diligencias de investigación penal abiertas tras la denuncia del PP valenciano contra los autores del informe policial que ha puesto al descubierto la probable financiación ilegal del PP valenciano.
Algunas informaciones sobre ese encuentro de Rajoy y Camps señalan que es deseo del presidente nacional del PP que Camps, tras la meditación que se le reclama ahora, dé una solución en los próximos días, exactamente a la vuelta de Rajoy de su viaje a Copenhague… En todo caso, se vienen esforzando Rajoy y Camps en aparecer y estar distanciados, y este encuentro tenía ese propósito manifiesto: evitar tensiones personales en una relación que ha sido de estrecho entendimiento y apoyo permanente entre ambos, a partir de los preparativos del Congreso del PP en Valencia, cuando Rajoy se vio acosado por algunos otros barones de su propio partido, y tuvo en Camps un apoyo manifiesto.
El presidente valenciano sigue teniendo plena confianza, pero se le reclaman medidas disciplinarias ejemplarizantes para quienes permitieron la financiación irregular. Entre otras cosas, porque no es el único caso y aspira la dirección del PP a que se tome ejemplo en Madrid, que ya se anticipó en el cese de buena parte de los salpicados por el asunto…
