Andrés Aberasturi – La reforma de la Constitución


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Parece que si en algo están de acuerdo casi todos -unos con más vocación que otros, esa es la verdad- es en la necesidad de reformar la Constitución, es carta magna que nos llevó a la democracia y a la convivencia a cambio de dejar sueltos algunos cabos que, mal que bien, se fueron soslayando con iniciativas de PSOE y UCD en su momento y más tarde el PP cuando sólo estaban ellos en la pomada política.
Ahora todo se ha precipitado gracias por una parte a la desastrosa gestión en este sentido de Zapatero, pero sobre todo a la aparición de los nuevos partidos. El problema fundamental es que los ciudadanos seguimos sin saber qué es exactamente lo que proponen unos y otros, qué cambios son los necesarios y que alternativas se presentan. Todo hasta ahora son frases, tuiters, titulares que abordan muy por encima una necesidad tan importante y, seguramente ya, tan urgente.
Paso por alto la posición de Podemos y sus absoluto desprecio por lo que han venido calificando como «papelito del 78» y que imagino no seguirán defendiendo más que en los actos protocolarios que se avecinan, en las formas pero no en el fondo. Abrir un periodo constituyente no es que sea absurdo sino un verdadero disparate. Pero allá quienes defiendan estos dislates.
Hay que reformar la Constitución, sobre todo el famoso y debatido título VIII sobre el tema autonómico. Hay que reformar la Ley Electoral y la sucesión en la Corona. Hay que tocar otros temas de menor cuantía y armonizar luego todo con el desarrollo de posteriores leyes. Vale. ¿Y cómo se hace todo eso?

Porque yo sigo esperando a que me expliquen ese proyecto federal del PSOE en algo más que una frase, espero que alguna vez me cuenten en qué consiste exactamente, qué diferencias con el actual sistema autonómico, cómo se financia, quién recauda qué y cómo se casa todo eso con la lógica y necesaria solidaridad entre regiones. Que hoy por hoy nadie está contento con el reparto, es un hecho: unos poco reciben poco y dan mucho (dicen), otros porque son muy grandes y otros porque son muy pequeños. ¿Se puede armonizar todo eso con un proyecto federal? No lo sé, pero me gustaría saberlo.

Y por otro lado el «estamos dispuestos a estudiar esa reforma» que el PP dice con la boca chica, pero que se le nota que no tienen ningunas ganas y que no está dispuesto a hacer demasiadas concesiones. Y se equivocan. No sólo se debe poner al día lo que siempre fue urgente, cerrar los huecos que quedaron necesariamente abiertos en el 78, sino también contemplar los efectos de la crisis y la globalización.
Otra pregunta es si unos y otros tendrán el valor a la hora de enfrentarse a la tan cacareada reforma de dar también algún paso atrás. Porque no podemos tener un sistema sanitario que es universal para todos menos para los españoles que de una comunidad a otra se encuentran con dificultades en ocasiones humillantes. No podemos tener modelos de educación que entran en conflicto y no podemos investigar cada uno por libre. Hay cosas -y sé que esto no gusta- que deben no centralizarse pero si hacerse comunes, que no es lo mismo. Igual que otras que pueden tener más autonomía.
No es fácil en la situación que nos encontramos llegar al consenso necesario para esa reforma pero habrá que intentarlo. Sobre todo el PSOE y el PP se tendrían que poner de acuerdo para hacer juntos ahora -con Ciudadanos- lo que pudieron hacer mucho más fácilmente en tanto tiempo de bipartidismo y no hicieron. Es lo malo de dejar los deberes para mañana.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído