Canallada: Acción o dicho propios de un canalla (DRAE).
Desde que el Gobierno decretó el primer estado de alarma para enfrentarse a la pandemia del Covid-19, muchos han sido los que con sus actos y declaraciones públicas se han ganado figurar en esta lista de canalladas de la Pandemia. Este elenco es, naturalmente, subjetivo y está sujeto a error por exceso o por defecto, pero quienes figuran en él son los que el firmante considera merecedores de tal selección y, en consecuencia, único responsable por incluirles.
Xavier Lapitz González: por comparar la solemne ceremonia de clausura de la morgue instalada en el Palacio del Hielo de Madrid con un partido de la selección española de hockey.
Meritxell Budó i Pla: por declarar que si Cataluña hubiera sido independiente “no habría habido ni tantos muertos ni tantos infectados”.
Carles Puigdemont Casamajó: por declarar que “Es muy peligroso dejar todo esto en manos de un Estado tan voraz como el español”.
Clara Ponsatí i Obiols: por escribir en un Twitter, haciendo referencia a los muertos por Covid-19 en la capital de España: “De Madrid al cielo”
Iñigo Urkullo Rentería: por declarar, en los días más duros de la pandemia y con el País Vasco en el segundo puesto de muertos y contagiados, que el Ejército “sigue sin ser necesario”.
1.-Pablo Iglesias Turrión: por declarar que quiere una España republicana “donde no viéramos a una Jefe del Estado vestido de uniforme militar, porque es un representante del pueblo; donde el ejercito estuviera subordinado al poder civil”.
Macarena Olona Choclán: por acusar al Gobierno de haber “aplicado de la manera más feroz la eutanasia a los más de 8.000 mayores que han fallecido en las residencias totalmente abandonados y desahuciados”.
Rafael Simancas Simancas: por declarar que “España tiene tantos muertos por Covid-19 porque en España está Madrid” que es “la tercera región del mundo en letalidad por este virus”. Y por decir que “la culpa” de que el PSOE pactase con Bildu y Podemos la derogación total de la ley laboral “la tiene el Partido Popular por dejar tirados a los españoles” al no apoyar la prórroga del estado de alarma.
Alberto Garzón Espinosa: por declarar que “El turismo es un sector estacional, precario y de bajo valor añadido”.
Yolanda Díaz Pérez: por ordenar a los inspectores de trabajo que busquen en el campo (agricultura) casos de “explotación laboral”, “esclavitud”, “magulladuras”, “alambradas” o “la presencia de guardianes que indiquen que no pueden abandonar el lugar de trabajo”.
2.- Pablo Iglesias Turrión y Cayetana Álvarez de Toledo. El primero por provocar a la segunda en el Congreso llamándola despectivamente “señora marquesa” y la segunda por entrar al trapo y responderle: “Vamos a hablar de la aristocracia. Usted es el hijo de un terrorista. A esa aristocracia pertenece usted, a la del crimen político”. La bronca guerracivilista no debe estar en boca de parlamentarios ni mucho menos de miembros del Gobierno.
3.- Pablo Iglesias Turrión: por declarar en la Comisión del Congreso para la Reconstrucción que a Vox “le gustaría dar un golpe de Estado, pero no se atreven. Para eso, además de quererlo hay que atreverse”. Y cuando el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, decidió abandonar la Comisión ante esa ofensa, Iglesias, en su habitual tono chulesco y provocador, remató: “cierre (la puerta) al salir”.
4.- Pablo Iglesias Turrión: por mantener al día siguiente en rueda de prensa el insulto a Vox, recalcando que dijo la “verdad”, aunque “me equivoqué de momento y lugar”. “Quité el foco a temas importantes”.
Hasta aquí, mi repertorio provisional, excluidos, naturalmente, todos aquellos infundios falsos distribuidos en redes sociales para hacer daño a personas de una u otra ideología. Añada o quite a quien usted, estimado lector, considere por justo, cabal y veraz.