No constituye una novedad que a Pedro Sánchez está enfilando la cuenta atrás como presidente del Gobierno.
Para el escritor, el presidente del Ejecutivo socialcomunista es el vivo retrato del llamado Recluta Patoso, perfectamente interpretado por Vincent D’Onofrio en ‘La Chaqueta Metálica’ de Stanley Kubrick, un tipo con una escalofriante expresión de odio y de envidia:
El Recluta Patoso es un psicópata de libro. La psicopatía, además de una enfermedad mental, es una anomalía psíquica creciente por obra de la cual, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas y mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece.
Añade que este mandatario, soberbio como nadie, es incapaz ni de rectificar ni de reconocer sus errores:
Hablando en plata, es una enfermedad mental que en apariencia no se detecta, que engaña por su supuesta normalidad, ocultando los estragos que alteran la conducta de quienes la sufren, y que brota con naturalidad en estadios de agobio, frustración y envidia. El fracaso destapa su virulencia, y el psicópata, ante la realidad de su desprestigio, no rectifica en su soberbia, sino que persigue el definitivo desastre de todos los demás para demostrar su poder.
Ussía acompaña sus afirmaciones con lo que expertos en la materia ha constatado al ver el comportamiento de Pedro Sánchez:
Pedro Sánchez, según notables expertos en psiquiatría, tiene magníficas relaciones con varios modelos de psicopatía. La mentira compulsiva es una de ellas. Miente, sabe que miente, y olvida que ha mentido acusando de mentirosos a los demás. Le ha faltado tiempo para culminar la obtención del sosiego en su fin más deseado. Terminar con el régimen constitucional de 1978, derribando con la ayuda de sus socios podemitas, independentistas y terroristas, el fundamental pilar de nuestra libertad, la Monarquía Constitucional.
El columnista deja caer que aún puede darle tiempo al socialista a dejar España peor de lo que ya se encuentra:
No obstante, su mirada nos indica que, a pesar de su fracaso y a sabiendas de un más que probable batacazo electoral, tiene aún tiempo para dejar una España más arruinada, maltrecha, dividida, y amputada que haga casi imposible su reconstrucción. Sánchez ha permitido que el independentismo catalán se pase por la barretina toda suerte de sentencias del TSJC, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional. Y su propio Gobierno ha desobedecido cuantas sentencias adversas a sus intereses han dictado los altos tribunales.
En un año, el Recluta Patoso, puede asomarnos al abismo. La diferencia es que no se lanzará él. Primero iremos todos al vacío, mientras él permanece en La Mareta, su nuevo domicilio oficial, según parece.