OPINIÓN

Rafael López Charques: «Sigue revuelto «

Rafael López Charques: "Sigue revuelto "

Suponemos que no tenemos que decirles a quien nos referimos, lógicamente a nuestro país. Puede no gustarnos, pero la verdad es esa, no nos engañemos. Lo peor es que las consecuencias las pagamos los ciudadanos, es decir, los españolitos de pie.

Los desgraciados acontecimientos que ha sufrido nuestro litoral este, han servido para constatar que nuestro país, en cuanto a sus mandos sigue igual. Si unos son malos, otros son peores.

Tanto es así, que con frecuencia tenemos dudas, Sospechamos que hayan apostado entre ellos, a ver quién es el peor, quién se lleva la palma. Ya saben que lo importante es pasar a la historia, el motivo es lo de menos.

Quizás hasta nos pidan que les demos las gracias por haberse enterado, tarde y mal, de lo que estaba pasando.

Nuestro jefe de estado ya ha anunciado que volverá a visitar las zonas siniestradas. Nos preguntamos qué hará “cum fraude”. Hasta ahora solo ha abierto la boca para decir cosas sin sentido, para lucirse, en lo que le recocemos que es maestro.

Lógicamente el país está intranquilo. Si ocurre cualquier otra desgracia, por ejemplo, un terremoto, ¿qué pasará? Eso de que si necesitan recursos que los pidan no es admisible, incluso diríamos que es ofensivo.

A los ciudadanos nos dicen que debemos cumplir siempre con nuestras obligaciones, totalmente de acuerdo. Pero ¿y los políticos? También tienen sus obligaciones, y una de ellas, quizás la más importante, es procurar el bienestar de las personas. A cuento de que eso de que “los pidan”, es obligación suya darnos lo que honesta y realmente necesitemos ante una desgracia colectiva, sin tener que mendigárselo.

Si actuamos como indicó “cum fraude”, éste aprovecharía la ocasión para aparecer en las teles para mostrarnos lo magnánimo que es, cosa que indudablemente le encantaría.

Por otra parte, creemos que ya tiene suficiente con todos los viajes que hace al extranjero, sobre todo en ciertos momentos, claro que así hace turismo y se evita estar en el país en momentos que tendría que dar muchas explicaciones.

Nos enteramos por la prensa de que el jefe, desde que está en el poder, ha subido nada menos que ochenta y una veces los impuestos y cotizaciones.  En conjunto suponen más de cuarenta y unos mil quinientos millones de euros.  No está nada mal, pero no nos extrañemos, entre otras cosas, vacaciones varias veces al año, viajes y falcón no son gratuitos.

Una cosa que nos extraña es que, al parecer, nuestro gobierno ha rechazado la ayuda ofrecida por más de un país. No lo entendemos, ¿quizás orgullo? Es fácil tenerlo cuando las consecuencias las pagan los demás.

Nuestro desgobierno está inquieto porque a una de sus ministras se le está aponiendo muy difícil el alcanzar un puesto de comisaria europea en Bruselas. No sabemos qué pasará, pero lo que podemos decir es que no nos extraña, dado que, al parecer, la interesada no gastó nada en los últimos cinco años en mejorar los barrancos del Júcar, lo que era de su competencia.

Lo comentado, y muchas otras cosas que podríamos añadir nos autorizan a decir que España está revuelta, puede pasar en ella cualquier cosa y apostamos a que no nos asombraremos. Nuestros dirigentes nos tienen acostumbrados a todo, quizás sea para hacernos un favor y que vivamos tranquilos. Sin embargo, nosotros, con todo nuestro derecho, no lo aceptamos. Queremos una nación donde impere la justicia igualitaria en la que no haya sorpresas, consecuencia de las actuaciones interesadas de los que mandan en su beneficio.

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