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Su demasía de cuerpo en el caso
Del Ábalos es la causa evidente,
Entre otras muchas de mayor peso,
De que ande de mente tan escaso;
Defecto éste que intuye la gente,
Cuando de su jerga aguanta el exceso;
Le da a la boca más que una cascada
De cien metros, espuma,
De tal modo que abruma
Tanta locuacidad sin decir nada;
De charlatán de feria no le iría
Mejor, pues oírle, …¡da agonía!;
2
Otra que, como el maestro Ciruela
No sabía leer y puso escuela,
En el Psoe es la Adriana Lastra;
Campana en Política con badajo
De madera, que resuena tan bajo
Como cuando un baúl de trastos se arrastra;
Tan sin fuste es la incoherencia
De todo cuanto larga,
Que resulta una carga,
Y cuando no, un caso de conciencia;
Eso sí, sabe a su ignorancia
Darle lustre… ¡con cierta arrogancia!;
3
Más que estos dos, quien más da la cara
Por el Sánchez sin ningún disimulo,
Es él mismo, que vive sólo para
Del autobombo ponerse hasta el culo;
Su propia estima la tiene tan clara
Que si dicen que miente, es un bulo;
Tan está de sí mismo engreído,
Como de su beldad,
Que tan solo es verdad
Lo que él dice, sin que tenga sentido
Lo que va de boca en boca: que es ley
Para él tener más cara que un buey
*
Con disípela, pues de su persona
Hace, para que le rece su grey,
Una religión… ¡ea!,… ¡otro Maradona!.