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Trescientos sesenta y cinco días por delante,
Son un año corto para unos, para otros, largo,
Según les vaya la vida y según su talante;
Si el Rufián y el Ábalos no salen del letargo,
En el que invernan ambos, hecho un gigante
Aquel y éste un enano, nos hacemos cargo
De que tanto tiempo en el aire el Gobierno,
-no es paradoja-, la Moncloa será un infierno;
Ni gigante ni enano, tan solo como un saco
A tope de basura, el Ortuzar la guinda
Pone del pastel y, tanto más bellaco,
De su país vasco su soberanía blinda;
Por arte de birlibirloque en otro jaco
Mutado, levanta la copa, ríe y brinda;
Dado que del Sánchez en su mar no hay confín,
Se enfanga y en el fango hoza este puerco espín;
Como cada cual lleva a su corral el hato,
Si el Ábalos, al que parece que el estómago
Le duele, si el Rufián se empeña en darnos gato
Por liebre, y el Ortuzar sigue echándole órdago
Al Sánchez, el dos mil veinte, me da el olfato
Que va a ser un año de velas para un sarcófago;
Si el Vivo de la Moncloa no acaba siendo el muerto,
España acabará siendo un país yerto;
Y si el órdago se lo gana el Rufián
Al Ábalos, y el Ortuzar juega al tan tan,
Como en el refrán, al vino, vino, y al pan, pan,
Seguirá el Sánchez en la Moncloa, … ¡pero hecho un flan!.