Este 3 de febrero de 2015, escribe Ignacio Camacho en ABC una columna titulada ‘El trampantojo‘ en la que arranca diciendo:
Pablo Iglesias de la patria como el que rescata un concepto olvidado y delante de la tribuna, en la plaza abarrotada, ondeaban banderas de Grecia, Venezuela, algunas autonomías y la Segunda República española. Hablaba el Querido Líder de un posmoderno crepúsculo de las ideologías, ni izquierdas ni derechas, y los manifestantes cantaban añejas canciones comunistas de la Unidad Popular chilena.
Añade que:
La retórica de Iglesias, trufada de abstracciones emocionales, se basa en dos conceptos esenciales de la construcción populista: la patria y la gente. La patria en vez de la nación, que es la idea nuclear de las democracias liberales, y la gente en vez del pueblo para eludir la etiqueta antipática del populismo. Ambas son nociones clásicas del modelo peronista y de su correlato bolivariano.
Y concluye que:
Ayer mismo, el número dos de Maduro, Diosdado Cabello, saludó el éxito de Syriza y Podemos como la irrupción del chavismo en la decadente Europa de los mercados. He ahí un certificado de autenticidad con denominación de origen.