Cataluña lleva décadas gobernada por una mafia de corrupción y clientelismo

Los muertos de Marta Rovira

Los muertos de Marta Rovira
Marta Rovira (ERC). TV

Como no se puede ser una víctima independentista ejemplar sin sufrir la violencia extrema del Gobierno de España, tan sangrienta, Marta Rovira, con esos ojos de niña del exorcista del postprocés, ha denunciado que recibieron la amenaza de que si había DUI el ejército español contestaría con muertos en las calles.

Es una denuncia que todos han creído a pie juntillas en la independencia catalana de Lewis Carroll.

En Estremera se elevan las plegarias carcelarias de los «legítimos» miembros del Govern, que no son por los muertos que no hubo a raíz de la DUI que no se proclamó.

Un país de las maravillas en el que lo mismo hay mil heridos que nadie ve cómo se celebra una república que no existe. Y es todo tan hermoso y emotivo que hay hasta quien llora de alegría por haber alcanzado nada tras muchos años de perder el tiempo.

A decir verdad, sí han alcanzado algo por lo que vale la pena llorar, que se vayan 2.600 empresas entre las mejores que estaban radicadas en Cataluña y que la Agencia Europea del Medicamento(EMA, por sus siglas en inglés) descarte Barcelona en primera ronda, entre otros logros. La niña sangrienta del exorcista, como se ve, tiene mucho que ofrecer al descerebre catalán.

Mientras Junqueras ora y reflexiona en Estremera, Puigdemont brinda en Bruselas por el aborto de república con esa dignidad que tienen los prófugos de la justicia, que es ninguna. Cataluña ya tiene su Govern «legítimo» en Internet con una foto de familia que es un nuevo fake que sumar a todos los que han hecho circular por la red. Porque no hay información que den que se aproxime ni remotamente a la verdad y aparecen todos posando sin el traidor de Vila, que era el único con dos dedos de frente, pero que algún artista de cabecera ha hecho desaparecer.

Es un Govern de Photoshop, en el que solo caben presuntos delincuentes fugados o en prisión provisional, todo un ejemplo democrático ante el mundo y un aval electoral con esa moralidad peculiar que tiene el independentismo, que le lleva a ciscarse en todos los logros que la democracia ha traído a la humanidad, entre lo que cabe citar el respeto a la legalidad, la división de poderes y el acatamiento a las decisiones judiciales.

La ruina moral y económica en la que pueden terminar de hundir a Cataluña es de una profundidad irrestricta. Ada Colau puede estar contenta, porque de momento la masificación turística en Barcelona remite. Los congresos huyen y con ellos miles de visitantes de alto poder adquisitivo, que dejaban buenos beneficios en la ciudad.

Pero eso qué importa, eran tan molestos que es mucho mejor que se vayan, definitivamente, a otra parte. Es difícil que una ciudad adquiera reputación, pero es tan sencillo perderla que ya en Europa no creen que con 155 cataplasmas se vaya a solucionar la enfermedad del separatismo.

La corrupción del cuerpo convergente ha creado la gangrena del brote independentista que busca impunidad. Eso de no dejarles robar a sus anchas en su país es ir contra la independencia que siempre tuvieron y que ahora añoran, sin una Andorra en la que blanquear ni una familia Pujol a la que enriquecer.

Pero por muchos ojitos que nos ponga la niña del exorcista que en ocasiones ve muertos, no nos va a convencer de que la mafia de corrupción y clientelismo que ha gobernado Cataluña desde hace décadas no está detrás de toda esta pantomima que, ya lo apuntó el propio exhonorable, no era más que la búsqueda de una negociación.

Le faltó decir qué pretendía negociar, pero por el contexto me temo que no otra cosa que hacer la vista gorda, algo que el Gobierno de España ni siquiera se ha podido permitir con Gúrtel, Púnica y Lezo.

Porque el concepto de Estado de derecho que tienen los independentistas queda plasmado en la ilegal Ley del embudo de Transitoriedad, en la que lo ancho era para los delincuentes del procés y la corrupción y lo estrecho para todos los demás.

Rovira no ve los muertos que va a dejar el procés a fuerza de querer ver los que nunca ha habido ni habrá, por mucho que le convengan.

A España en su conjunto nos están dejando un muerto de más de 50.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) a base de pagar televisiones politizadas, embajadas para que Romeva hiciera el ridículo jugando a ministro de exteriores y referéndums ilegales con los que justificar seguir dando la matraca, como Jordi en la cárcel a su pobre compañero de celda.

Dejan un muerto de administración mal gobernada, un muerto de mossos politizados, una educación con reiterados casos de adoctrinamiento y una economía que va camino del descalabro para varios años. Esos son los muertos que Rovira debería ver y no ve.

Pero los españoles siempre nos acordaremos de los muertos de Marta Rovira, que son los que nos va a dejar para que los paguemos entre todos, como siempre.

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