Mi padre decía que los estadounidenses no ganaron la IIª Guerra Mundial por tener mejor ejército, sino por tener mejor servicio de información que los alemanes. La información es el poder.
Lo cierto es que, ante la sumisa e incompresible bajada de ´höschen´, de una, hasta ahora altiva, Von der Brujer, frente a un ´venido arriba´ Trump, nadie entiende qué ha pasado.
Según los términos del acuerdo, Europa comprará 750.000 millones de dólares en productos energéticos, (gas y petróleo), a Estados Unidos, además de invertir 600.000 millones de dólares en Estados Unidos y comprar «una gran cantidad» de equipo militar estadounidense.
Que esta señora haya salvado la reciente moción de censura por el “Pfizergate”, no quiere decir ni por asomo, que sea inocente, ya que las votaciones parlamentarias se basan en las, ´a toque de pito´, ´perrunas y trileras´ matemáticas políticas, que, en la mayoría de casos, poco o nada tienen que ver con la justicia, ni mucho menos con la decencia y laconciencia personal. Véase, por ejemplo, el ´mercado persa´, en que se ha convertido el poder legislativo español.
Pero volviendo al principio de este escrito, posiblemente la respuesta al enigma Trump/Brujer, esté en la presunta información que pueda tener Trump, merced a las eficientes ´agencias´ estadounidenses, sobre la ´frauen wokera´. Una información que podría explicar el rostro descompuesto, y la nada disimulada pleitesía de esta madame, a la que, por cierto, los ciudadanos europeos no hemos votado. Ni a ella, ni a su guardia pretoriana de prepotentes y funcionarios ´made in soros´.
El ventajista sistema de tener información ´sensible´ del de enfrente, también sería, según el principio metodológico de ´la Navaja de Ockham´, la explicación más plausible a la hora de entender el incongruente servilismo del gobierno español, con Marruecos, que comenzó con la entrega del antiguo Sahara español. ¿Pegasus? Tal vez… O tal vez algo más.
Recordemos que el apoyo de Pedro Sánchez a Marruecos, en el conflicto del Sáhara, se remonta a marzo de 2022, cuando el presidente español definió, engoladamente, la propuesta marroquí de autonomía, como la “más seria, realista y creíble”. Pero eso tan solo fue el ´antipasto´ de todo el ´pagafantismo´ que vino detrás, y por detrás, a cuatro patas, mirando a Cuenca.

