Entre las variadas expresiones de la sexualidad humana, se encuentra sin duda, el canibalismo. Cualquiera con un mínimo de conocimiento de la mente humana puede descubrir que todas las perversiones humanas son hijas del hastío de la repetición, que solo aparecen cuando el consumo compulsivo de sexo genera las condiciones para practicar lo que se imagina. Pero nada de eso sería posible si no naciera la perversión de la experiencia de poder, de dominación e impunidad. La misma cultura imbécil que sostiene el mito de las zonas erógenas, sostiene que nada puede prohibirse, como la pederastia, el sadismo, el canibalismo , el ritualismo asesino, que nacen de esa deriva donde concurre la experiencia de dominación y la impunidad. Las relaciones incestuosas gozan de prestigio, crean la atmósfera narcisista de un poder omnímodo como refleja Visconti en La Caida de los Dioses. Mientras que aquellos son delitos, el incesto quien sabe, y la coprofagia y el animalismo no son punibles.
La base de esa experiencia donde el animal goza de mas protección y afecto que un ser humano es una constante criminal de los dictadores, o de quienes aspiran a serlo, la indiferencia y el desprecio absoluto al prójimo y la compasión y piedad frente a un actor desconocido; siempre hay perros por los que llorar y humanos abyectos y miserables a los que despreciar, aunque la muerte de los primeros pueda servir de entrenamiento para el asesinato de los otros. La conversión del otro en cosa no sería posible si no se anulara primero su dignidad. La estrategia del Campo de Concentración. Es la historia interminable del mariscal Gilles de Rais, del asesino Dahmer, ajusticiado por sus compañeros de cárcel. La Ley de la Cárcel que se aplica al delincuente inmotivado, de quien practica la tortura y goza de las lágrimas, el espanto y la sangre para experimentar poder de control, dominación e impunidad. Esos límites que cruzó Armin Meiwes confundiendo a la justicia alemana.
Lo que repugna del nazismo es esa emoción por la cual cualquier otro es cosa y es desechable. La fe de las gitanas rumanas que se creen valiosas por tener muelas de oro. El dogmatismo secular que destruye la alteridad se manifiesta en ese museo del holocausto por el que se borra todo vestigio de humanidad de aquel a quien el verdugo se parece; la barbarie tribal, el crimen terrorista, consiste en invertir la carga de la prueba, hacer de la víctima, verdugo, y del verdugo, víctima. Matar la palabra, redimir el asesinato. Y recibir la recompensa de sus dividendos zapateros. El dogmatismo secular que destruye la alteridad que se manifiesta en ese museo del holocausto. El socialismo es ese residuo del telón de acero que caerá sobre sus propios pies. El pacto de clases de Adenauer y la Ostpolitik de Willy Brandt que han llevado a confundir socialismo y libertad. ¿Quien si no puede pactar con el terrorismo, la política migratoria de Merkel que ha traido nuestra ruina? Esa lección que no comprende Feijoó.
Sánchez fue expuesto a la barbarie criminal del 7 de octubre y la indiferencia inmotivada del crimen y permaneció mudo e incólume para luego justificar, al contrario de lo que resultaría en cualquier ser humano, en lugar de llamar a la justicia empoderando a la víctima, llama al propio verdugo a la violencia, un aval palestino a Hamás y a cualquier canalla de la tierra. Que otra experiencia cabe a quien ha vivido como chulo de putas de una meublé por consentimiento marital. Tener una meublé no es un delito si procura la satisfacción que la sociedad niega al pederasta, en ese temible abismo de quien no encuentra suficiente el sexo químico. El problema que soporta la sociedad de un psicópata, es que éste decide que emociones tener. Y para disimular, prohibir la prostitución libre, en una Moncloa trufada de delitos. Que Sánchez se erija en defensor de la moral es una broma hipócrita de quien niega la función social de la prostitución en la defensa del matrimonio y la familia, mientras se beneficia de ella. El tipo de terrorismo que practica Sánchez, primero la canibalización del Estado, luego de la sociedad civil, predicando el fetichismo anal. La secta anal. La cultura chapera. Todo el mundo caga, y hay quien se caga por laxitud anal. En eso consiste la igualdad socialista, la cultura de muerte y el pacto de sangre, el culo y la paja. Se miente con la misma fortuna con que se miente en las fábulas de aprendices de cineastas buscando el escándalo. Nada que objetar a los placeres privativos del monarca, mientras puedan serlo. Si no fuera porque avanza la miseria social del comunismo, la miseria del hombre nuevo que solo se reserva a sí mismo para la masturbación. Porque aquellos que no tienen nada, mas que el uso de sí mismos, poseerán la tierra.
Sánchez compite con un monarca ridículo que no rinde mas culto sino a aquel que le amenaza. Mientras Al Sisi percibe con inquietud el terrorismo importado de los palestinos, y les cierra el paso, Sánchez y un monarca ridículo, están dispuestos a acogerlo en la nación que no les pertenece. Ignoran por igual la ruptura del código que impone la sharía tribal, ignoran la integración trivial del musulman de Ripoll, la historia de las lenguas europeas que devino en substitución de la población original, esta vez para mal. Substitución de la especie imponiendo una cultura que se canibaliza a sí misma. Sánchez es el impostor sectario que impone hechos alternativos, una narrativa por la que es lícito el asesinato con tal que el otro sea la víctima, un delincuente que trata de quedar impune induciendo el delito, promoviendo la guerra civil. Palestina y Ferraz. Motivos suficientes para la ilegalización de un partido criminal de la mano de Sánchez. ¿Quien podría tener esperanza de un partido que encumbra a quienes promueven la violencia?.
Pero le crecen los enanos de su entorno. A todos los canallas les llega su San Antón. Veremos a las naciones levantarse sobre la sangre derramada de Kirk, y la búsqueda del exterminio de quienes resisten a la barbarie, como Tommy Robinson. Un presidente indigno y corrupto, un monarca cómplice y estúpido. Se desaloja a sí mismo del podio pidiendo respeto como cómplice. ¿Que miseria sostiene al monarca?¡Qué mejor servicio a la patria que su definitiva renuncia!. La muestra de humildad sería la desaparición de un derecho histórico imaginario de una monarquía hemofílica, usurpadora. ¡Qué legitimidad tiene quien es por nacimiento!. El trabajo solo es para los demás. Creo que no tardaré mucho en ser monárquico, con Valle-Inclán, porque me fascina la majestad caída.
