‘Dios los cría y ellos se juntan¡.
El refrán, según el cual las personas parecidas en carácter, gustos, defectos o virtudes tienden a hacerse amigas, pareja o cómplices, es muy antiguo.
Ya lo pone Cervantes en boca de Sancho Panza en 1615 y, unos años después, en El Diablo Cojuelo, Vélez de Guevara apostilla el ‘se juntan’ con un lapidario ‘como putas en burdel’.
Es en ese registro en el que hoy lo traemos aquí.
Tiene su lógica que Pedro Sánchez, quien se benefició del dinero de la prostitución, tanto en sus viviendas como en sus campañas políticas, se juntara con reconocidos puteros.
Koldo era portero de un puticlub que, por lo visto, frecuentaba Cerdán.
Ábalos, además de usuario compulsivo de pilinguis, se dedicaba a colocar sobrinas cachondas en empresas públicas, para que las pagásemos ustedes y yo con nuestros impuestos.
Y lo hacía repitiendo como un mantra eso de ‘soy feminista porque soy socialista’.
🔴 Los @LosMeconios han vuelto a hacerlo: SÓLO RETUITEA ESTA MARAVILLA
— Doctor Tricornio (@Doct_Tricornio) December 9, 2025
Lo mismo que Salazar, a quien Sánchez, el pasado 5 de julio, durante el Comité Federal del PSOE, estuvo a punto de nombrar Secretario de Organización y no lo hizo porque unos minutos antes saltó en las redes la noticia de que el tipo era un acosador, que se dedicaba, con la mano en la bragueta, a acosar sexualmente a sus subordinadas en La Moncloa.
Lo que no impidió que Pilar Alegría, ministra de Educación, portavoz del Gobierno y candidata socialista en Aragón, se lo llevara a cenar tras haberlo definido como ‘compañero absolutamente íntegro’.
Cierto que ahora Alegría proclama que las expresiones y conductas atribuidas a Salazar son ‘vomitivas’, pero que lo suyo ha sido un intento de encubrimiento, en sintonía con lo que han hecho su jefe y la cúpula socialista, es una verdad como un templo.
Otra, también con pocas luces, es Ana Redondo, indigna sucesora de la podemita Irene Montero y la Banda de la Tarta en el Ministerio de Igualdad, bajo cuya tutela se han disparado las violaciones, se siguen rebajando penas a los delincuentes sexuales y se dejan desprotegidas a mujeres maltratadas por la ocurrencia de comprarles las pulseras electrónicas en AliExpress.
Redondo, como Alegría, Bernabé y resto de paisanas con mando en plaza en el PSOE han encubierto, con tanta tenacidad como caradura, a estos guarros.
Son ellas y sus colegas de Ferraz quienes se han ocupado de que las denuncias no llegaran a ninguna parte y de que se disiparan en los ordenadores, alegando algo tan chusco como la ofuscación informática.
La misma táctica aplicada con Antonio Navarro, secretario general del PSOE en Torremolinos.
No creo que haya ya nadie en España, con dos dedos de frente y una pizca de sentido común, que no tenga claro que el feminismo de Sánchez y su cuadrilla es un espantajo y que, además, les sirve para llevárselo crudo.
¿Cuánto nos ha costado a los sufridos contribuyentes españoles ese estudio de treinta páginas elaborado por el Instituto de la Mujer para estigmatizar como delito de odio referirse a las tías de mediana edad, fanáticas de Sánchez, como Charos?
Y tan importante como el cuánto es el quién, porque en estos apaños siempre hay varios progres que se forran.